Los grupos concentrados del poder económico iniciaron su
ofensiva hace varios meses con herramientas que ya han usado en ciclos
anteriores pero en otros países.
El furioso ataque hace pie en el perfecto mecanismo del
miedo infundado que, desde las usinas imperiales, ha sabido meterse en los oídos
y conciencias de una parte de la población, aunque muchos de sus argumentos
sean descabellados, dignos de la mente más básica y vacía, son creíbles para
ellos, así como hay gente a la que el peor chiste la hace reír, justamente por
eso, por que es muy malo.
Estos rumores maliciosos, formulados como trascendidos que
recorren la red en forma de cadena, son tan miserablemente pobres que se
vuelven creíbles, basta uno que lo replique para que cientos repitan la misma
burrada. ¿Por qué son tan simples de desparramar? Porque carecen de entidad, lo
dijo el amigo de un conocido de un pariente lejano de uno que dice que le parce
que lo escuchó en la tele, con eso basta. Se esparcen por las páginas, muros y
casillas de mail de la misma forma en que en los noventa se daba difusión a las
leyendas urbanas.
Siempre la mecánica es la misma, atacar el miedo a la
pérdida. Aunque no tengas nada, el miedo a la pérdida lo tienen todos.
Se ha usado desde hace siglos. Lo usaban los romanos para
caracterizar a los pueblos bárbaros que, casualmente, eran menos salvajes que
ellos mismos. Se usó en la inquisición para matar justificadamente (las mujeres
pactan con el demonio y traen muerte a los pueblos, los judíos matan
cristianos, los gitanos roban niños, etc.). Se usó luego de la revolución rusa
(los comunistas roban niños y se los comen, roban casas, no te permiten criar a
tus hijos, sos un preso en tu país).
Rumores como estos se han usado y se usan.
La Argentina vive desde hace un tiempo bajo un frente
huracanado formado de rumores. Con las AFJP iban a perder todos sus aportes en
la estatización y no se iba a poder administrar lo propio (cuando se
nacionalizaron se comprobó la estafa que le hacían estas empresas a los
aportantes y nadie quedó sin trabajo)
Cuando se estatizó Aerolíneas fue otro drama, que no iba a
haber más vuelos, que se iba a fundir, que no se podía renovar la flota, que iban
a quedar todos sin trabajo (hoy todos siguen en sus puestos, se doblaron la
cantidad de vuelos, se abrieron más canales de comunicación, incluso sin pasar
por Buenos Aires, se renueva de a poco la flota)
Primero con la S.U.B.E no faltó el que se creyó que lo iban
a vigilar para monitorear a donde va, se olvidaron que lo práctico no es saber
donde sube uno sino donde baja y para qué, por otro lado a quién le importa que
un juan de los palotes se tome un colectivo.
Luego con los DNI nuevos, que era obligatoria la renovación
inmediata, veinte veces salió Randazzo a aclararlo, la renovación no es una
obligación inmediata, es algo que irá sucediendo.
Después fueron los pasaportes, que no iban a servir más que
por un año… su validez desde la reforma del sistema es de… diez (10) años.
Luego con los billetes de $100 nuevos, que no van a caber en
los cajeros. No se ofendan, pero hay que ser muy ignorante para desconocer que
existen una serie de normas para la fabricación de billetes, un software que
respetar para que funcione todo bien en los cajeros y una serie de
requerimientos legales que hacen que al emitir un nuevo billete este pueda
pasar por todos los controles y caber en todos los cajeros, cajas
registradoras, billeteras y demás.
Podríamos seguir, la lista es larga.
Frente a cada medida que se toma surge una infinidad de
cuentos, incluso, hoy corre la voz de que en un oscuro y macabro plan la AFIP
(el cuco nuevo) daría de baja los pasaportes para que nadie pueda salir del
país… ¡¿Para qué?! Cuál sería la utilidad de tamaña movida. Dónde está el
rédito de esa jugada.
Muchachos, la vida es más simple, la mitad de los
caceroleros no compra dólares, gran parte de esa parte no va al exterior ni en
broma, aunque sería maravilloso que todos tengan dinero para ir donde quieran.
Pueden argumentar de todo, pero me quieren explicar ¿a quién
le importa que alguien se vaya de este país o de cualquier otro? Es más,
confieso, a algunos les armaría un chárter con todo mi amor, para que vayan a
ver hermosos paisajes cacerolíticos, con el único fin de dejar de recibir
cadenas de rumor.
En lo que va de estos mese colgué veinte veces una explicación
diciendo que INDEC dijo que si sólo tenés 6 pesos por día sos indigente, nada
dice en el informe sobre que se pueda comer con $6, pero parece que la
maquinaria del rumor es invencible, pero no, a la maquinaria del rumor
panicoso, se le puede ganar, se le gana indagando, mirando, preguntando, cosa
que lamentablemente no es costumbre en los replicadores seriales.
Puede generar cansancio aclarar, desmentir, explicar, pero
no nos queda otra, ya que la herencia neoliberal fue la ralentización del
pensamiento crítico y la estigmatización de la ideología.
Tengamos claros que siempre habrá un ellos y nosotros,
derechas e izquierdas (el centro no es chicha pero tampoco limonada), siempre
habrá intereses y contra intereses, etc., pero lo realmente necesario es sentar
claramente la posición de cada uno porque la apoliticidad es un veneno y de
hecho es la más política de las posturas, ya que es la que convalida las
verdaderas dictaduras, las movidas destituyentes, fue la que sirvió para que
los imperios se extiendan, la que sirvió para que los gobiernos econocráticos
progresaran desplazando a la política para remplazarla con los principios de
Milton Friedman y poblar las administraciones con los “Chicago Boys” ( de los
que tuvimos muchos)
La apoliticidad en la que se escudan los cacerolos es una
mirada vacía de ideales y colmada de egoísmos. Sobre ese egoísmo puro es que
hace pie la teoría neoliberal, porque el estado es de todos pero lo privado no.
Una de las consecuencias más terribles de estos métodos es
que se hayan infiltrado aún en lo que pretenden ser escuelas de crecimiento
espiritual, donde se aliena a las personas en el puro interés de su propia
existencia, sin tomar consideración de que los humanos nos realizamos en grupo,
el individualismo es la mejor manera de fomentar la exclusión, pero también la
impiedad, la soledad, la crueldad. Así, en la marcha de hace quince días
tuvimos que ver carteles deseado la muerte, tipos que en cámara reconocieron
ser golpistas por la libertad (que es como ir a la guerra por la paz) que no
les falta.
Será que no se nota que somos libres, será que poder salir a
la calle con un cartelón con insultos de todos los estilos hacia quien ocupa el
sillón presidencial les parece un acto poco libre, será que los reprimieron y
no nos enteramos… ¿Tan lejos les quedó el pasado en su pequeñísima memoria
ególatra que no recuerdan lo que es represión? Les parece lo mismo el accionar
de la Presidenta que el de Rajoy o el del mismo Obama que reprimen
sanguinariamente las marchas?
Lo cierto es que no basta con el respaldo del 54% si ese
porcentaje del pueblo no sale a responder, a opinar, a organizarse.
El impulso de lo destituyente está más vivo que nunca, y
planea arrasar los frutos de nuestras luchas de años. Los argumentos son los
mismos que tuvo el golpe de estado de 1955, son los mismos que los del golpe de
1976, antes le temían a Cuba hoy a Venezuela.
Los replicadores seriales y los cacerolos no recuerdan quienes
financiaron los golpes, quienes entregaron a los compañeros, repiten argumentos
de lo peor de la prensa cipaya, sin analizar por qué se dice lo que se dice.
Hacen el gesto insultante del Fuck You sin saber que eso también es parte del
pensamiento colonial, si darse cuenta y sin conocer la historia del panqueque
que lo puso de moda. Porque los que fogonean las operaciones de hoy cuentan con
las propaladoras ambulantes de radios, diarios y televisión. Porque amparados
en sus cautelares, han logrado entorpecer el avance de la comunicación popular.
¿Se puede con todo esto? Si, se puede.
Ejerzamos nuestro derecho a escribir, hablar, contar. Usemos
los medios a nuestro alcance, redes sociales, blogs, radios comunitarias,
videos.
Iniciemos movidas paramediáticas, por ejemplo, si los
precios son caros, vayamos a los paseos del Central o a los mercados
concentradores, compremos comunitariamente, fomentemos la organización popular
desde lo cierto, desde el día a día, entre amigos, vecinos.
Defender el modelo es comprometerse desde lo micro, desde lo
personal.
Lo que asusta no es invencible.
Ganemos los espacios. El 7D está cerca, y está en nosotros
mismos garantizar que la ley se cumpla, difundiendo, aclarando, respondiendo
cuantas veces sea necesario.
Garantizar el cumplimiento de los tiempos constitucionales
de gobierno es también parte de nuestras atribuciones ciudadanas.
Guadalupe Podestá
Cordero
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