jueves, 27 de septiembre de 2012

Lo que asusta…


Los grupos concentrados del poder económico iniciaron su ofensiva hace varios meses con herramientas que ya han usado en ciclos anteriores pero en otros países.

El furioso ataque hace pie en el perfecto mecanismo del miedo infundado que, desde las usinas imperiales, ha sabido meterse en los oídos y conciencias de una parte de la población, aunque muchos de sus argumentos sean descabellados, dignos de la mente más básica y vacía, son creíbles para ellos, así como hay gente a la que el peor chiste la hace reír, justamente por eso, por que es muy malo.

Estos rumores maliciosos, formulados como trascendidos que recorren la red en forma de cadena, son tan miserablemente pobres que se vuelven creíbles, basta uno que lo replique para que cientos repitan la misma burrada. ¿Por qué son tan simples de desparramar? Porque carecen de entidad, lo dijo el amigo de un conocido de un pariente lejano de uno que dice que le parce que lo escuchó en la tele, con eso basta. Se esparcen por las páginas, muros y casillas de mail de la misma forma en que en los noventa se daba difusión a las leyendas urbanas.

Siempre la mecánica es la misma, atacar el miedo a la pérdida. Aunque no tengas nada, el miedo a la pérdida lo tienen todos.

Se ha usado desde hace siglos. Lo usaban los romanos para caracterizar a los pueblos bárbaros que, casualmente, eran menos salvajes que ellos mismos. Se usó en la inquisición para matar justificadamente (las mujeres pactan con el demonio y traen muerte a los pueblos, los judíos matan cristianos, los gitanos roban niños, etc.). Se usó luego de la revolución rusa (los comunistas roban niños y se los comen, roban casas, no te permiten criar a tus hijos, sos un preso en tu país).

Rumores como estos se han usado y se usan.

La Argentina vive desde hace un tiempo bajo un frente huracanado formado de rumores. Con las AFJP iban a perder todos sus aportes en la estatización y no se iba a poder administrar lo propio (cuando se nacionalizaron se comprobó la estafa que le hacían estas empresas a los aportantes y nadie quedó sin trabajo)

Cuando se estatizó Aerolíneas fue otro drama, que no iba a haber más vuelos, que se iba a fundir, que no se podía renovar la flota, que iban a quedar todos sin trabajo (hoy todos siguen en sus puestos, se doblaron la cantidad de vuelos, se abrieron más canales de comunicación, incluso sin pasar por Buenos Aires, se renueva de a poco la flota)

Primero con la S.U.B.E no faltó el que se creyó que lo iban a vigilar para monitorear a donde va, se olvidaron que lo práctico no es saber donde sube uno sino donde baja y para qué, por otro lado a quién le importa que un juan de los palotes se tome un colectivo.

Luego con los DNI nuevos, que era obligatoria la renovación inmediata, veinte veces salió Randazzo a aclararlo, la renovación no es una obligación inmediata, es algo que irá sucediendo.

Después fueron los pasaportes, que no iban a servir más que por un año… su validez desde la reforma del sistema es de… diez (10) años.

Luego con los billetes de $100 nuevos, que no van a caber en los cajeros. No se ofendan, pero hay que ser muy ignorante para desconocer que existen una serie de normas para la fabricación de billetes, un software que respetar para que funcione todo bien en los cajeros y una serie de requerimientos legales que hacen que al emitir un nuevo billete este pueda pasar por todos los controles y caber en todos los cajeros, cajas registradoras, billeteras y demás.

Podríamos seguir, la lista es larga.

Frente a cada medida que se toma surge una infinidad de cuentos, incluso, hoy corre la voz de que en un oscuro y macabro plan la AFIP (el cuco nuevo) daría de baja los pasaportes para que nadie pueda salir del país… ¡¿Para qué?! Cuál sería la utilidad de tamaña movida. Dónde está el rédito de esa jugada.

Muchachos, la vida es más simple, la mitad de los caceroleros no compra dólares, gran parte de esa parte no va al exterior ni en broma, aunque sería maravilloso que todos tengan dinero para ir donde quieran.

Pueden argumentar de todo, pero me quieren explicar ¿a quién le importa que alguien se vaya de este país o de cualquier otro? Es más, confieso, a algunos les armaría un chárter con todo mi amor, para que vayan a ver hermosos paisajes cacerolíticos, con el único fin de dejar de recibir cadenas de rumor.

En lo que va de estos mese colgué veinte veces una explicación diciendo que INDEC dijo que si sólo tenés 6 pesos por día sos indigente, nada dice en el informe sobre que se pueda comer con $6, pero parece que la maquinaria del rumor es invencible, pero no, a la maquinaria del rumor panicoso, se le puede ganar, se le gana indagando, mirando, preguntando, cosa que lamentablemente no es costumbre en los replicadores seriales.

Puede generar cansancio aclarar, desmentir, explicar, pero no nos queda otra, ya que la herencia neoliberal fue la ralentización del pensamiento crítico y la estigmatización de la ideología.

Tengamos claros que siempre habrá un ellos y nosotros, derechas e izquierdas (el centro no es chicha pero tampoco limonada), siempre habrá intereses y contra intereses, etc., pero lo realmente necesario es sentar claramente la posición de cada uno porque la apoliticidad es un veneno y de hecho es la más política de las posturas, ya que es la que convalida las verdaderas dictaduras, las movidas destituyentes, fue la que sirvió para que los imperios se extiendan, la que sirvió para que los gobiernos econocráticos progresaran desplazando a la política para remplazarla con los principios de Milton Friedman y poblar las administraciones con los “Chicago Boys” ( de los que tuvimos muchos)

La apoliticidad en la que se escudan los cacerolos es una mirada vacía de ideales y colmada de egoísmos. Sobre ese egoísmo puro es que hace pie la teoría neoliberal, porque el estado es de todos pero lo privado no.

Una de las consecuencias más terribles de estos métodos es que se hayan infiltrado aún en lo que pretenden ser escuelas de crecimiento espiritual, donde se aliena a las personas en el puro interés de su propia existencia, sin tomar consideración de que los humanos nos realizamos en grupo, el individualismo es la mejor manera de fomentar la exclusión, pero también la impiedad, la soledad, la crueldad. Así, en la marcha de hace quince días tuvimos que ver carteles deseado la muerte, tipos que en cámara reconocieron ser golpistas por la libertad (que es como ir a la guerra por la paz) que no les falta.

Será que no se nota que somos libres, será que poder salir a la calle con un cartelón con insultos de todos los estilos hacia quien ocupa el sillón presidencial les parece un acto poco libre, será que los reprimieron y no nos enteramos… ¿Tan lejos les quedó el pasado en su pequeñísima memoria ególatra que no recuerdan lo que es represión? Les parece lo mismo el accionar de la Presidenta que el de Rajoy o el del mismo Obama que reprimen sanguinariamente las marchas?

Lo cierto es que no basta con el respaldo del 54% si ese porcentaje del pueblo no sale a responder, a opinar, a organizarse.

El impulso de lo destituyente está más vivo que nunca, y planea arrasar los frutos de nuestras luchas de años. Los argumentos son los mismos que tuvo el golpe de estado de 1955, son los mismos que los del golpe de 1976, antes le temían a Cuba hoy a Venezuela.

Los replicadores seriales y los cacerolos no recuerdan quienes financiaron los golpes, quienes entregaron a los compañeros, repiten argumentos de lo peor de la prensa cipaya, sin analizar por qué se dice lo que se dice. Hacen el gesto insultante del Fuck You sin saber que eso también es parte del pensamiento colonial, si darse cuenta y sin conocer la historia del panqueque que lo puso de moda. Porque los que fogonean las operaciones de hoy cuentan con las propaladoras ambulantes de radios, diarios y televisión. Porque amparados en sus cautelares, han logrado entorpecer el avance de la comunicación popular.

¿Se puede con todo esto? Si, se puede.
Ejerzamos nuestro derecho a escribir, hablar, contar. Usemos los medios a nuestro alcance, redes sociales, blogs, radios comunitarias, videos.
Iniciemos movidas paramediáticas, por ejemplo, si los precios son caros, vayamos a los paseos del Central o a los mercados concentradores, compremos comunitariamente, fomentemos la organización popular desde lo cierto, desde el día a día, entre amigos, vecinos.

Defender el modelo es comprometerse desde lo micro, desde lo personal.

Lo que asusta no es invencible.

Ganemos los espacios. El 7D está cerca, y está en nosotros mismos garantizar que la ley se cumpla, difundiendo, aclarando, respondiendo cuantas veces sea necesario.

Garantizar el cumplimiento de los tiempos constitucionales de gobierno es también parte de nuestras atribuciones ciudadanas.

Guadalupe Podestá Cordero

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