Aquí lo que manaba de mis manos como un río incontenible. Así como surgió de mi lo comparto.
Espero les guste.
Y las/os invito a compartir sus textos en este espacio.
Abrazos
Guada
Eternizado
Por Guadalupe Podestá Cordero
El hombre se internó pacientemente, con el paso
cansado, pero firme, comprendiendo en el eco de sus pasos que no había retorno.
Hace mucho ya la sombra se había apoderado de las
ciudades, los campos y los corazones que alguna vez había conocido bien y que
ahora le resultaban gélidos y extraños.
Las garras de la muerte se cernían sobre las jóvenes
almas entre las que estaba la suya, pese a las canas, a los achaques, a los
dolores, su alma seguía siendo joven, llena de brotes de hoja nueva, de
historia nueva.
Millones de imágenes, cientos de voces se agolpaban en
su interior mientras caminaba el túnel interminable que lo llevaba a destino…
destino, esa excusa tonta que usamos los humanos para exculparnos de nuestras
elecciones, de nuestras ansias viscerales de estar vivos y saborear los sueños.
No había ya pasado, no quedaba ya presente, sólo la
inminencia de futuro, un futuro con formas raras… colores chillones con
partículas negras… con invasiones esporádicas de baratijas compradas al país de
moda, al modelo de vida que está en boga.
Sus pasos describen un eco cada vez más apresurado…
El hombre, envuelto en una gabardina digna de las
viejas novelas detectivescas, apresura el paso, no por huir, sino por llegar.
Huir es de cobardes, describe un viejo sargento de la
segunda guerra en sus oídos, un viejo conocido que vive en su mente, como
tantos miles…
El túnel se llena de sombras fantasmales, fétidas
gárgolas, rostros del horror. Están llenas de rencor, del odio guardado por
tantos años, desde que esa mujer les robó el hábito de la
dádiva miserable, desde que ese generalucho les dio soga a los negros,
desde que los pibes soñaban con un futuro de letras y ciencias en vez de
aspirar al oficio mínimo de ser sirvientes. Los seguían los fantasmas del odio
que sólo tienen los que no son capaces de soñar mundos alternos, los que no
quieren gestas heroicas, los que no entienden la sublime poética de la mística
revolucionaria, esos apestosos espectros alimentado por el mismo odio que nos
robó la historia, que nos negó la luz del amor libertario de la revolución.
Los espectros cazadores, lo odian por sus manos hábiles
para darle voz a Ernesto, ese Ernesto que nunca se nombra más que por su apodo,
lo odian por inventar a un héroe que renacerá treinta y pico de años más tarde
para que un advenedizo ignorante lo vuelva a censurar.
Pero nuestro hombre no huye de los fantasmas, no… corre
porque sabe que queda poco tiempo, que les querrán robar, a los muchachos y a
las chicas, las chispas del alma, el calor de sus corazones y las pasiones que
les habitan el cuerpo, todo en nombre del modelo occidental y cristiano.
Corre en un pasillo cada vez más estrecho, con el dolor
en las entrañas, buscando aquellos cuatro espíritus luminosos que no morirán
jamás porque comparten la eternidad de los iluminados de amor, de lucha, de
ideales.
El túnel de pronto se llena de música, una música indescifrable,
el corazón parece estallar, la garganta se abre en un grito incontenible de
lucha y de pasión…
AHHHHHHHHHHH nuestro héroe salta…
Las gárgolas del horror sólo encontrarán un cuerpo, que
no les pertenecerá, lo que buscaban está bien lejos, la luz del final se lo ha
tragado, lo abrazó para salvarlo, protegerlo, acunarlo hasta que un día, en uno
de esos momentos de alumbramiento un muchachito, una chica abra por primera vez
ese volumen glorioso… y entre el ruido de páginas amarillentas reaparezcan
ellos a preguntar por la ausencia, a instar a la rebeldía… El Che, Kirk, Pike..
y él, siempre él, eterno Eternauta, intocable, inalcanzable por las fuerzas de
mal.
Entonces será libre, para vivir en miles de almas y
corazones encendidos, vibrante en las manos del hacer, en los pies de caminar
el mundo imaginando realidades.