lunes, 27 de octubre de 2014

Triunfos, luchas y recuerdos.

Por Guadalupe Podestá Cordero

Existen sonrisas inevitables, veo ganar a Dilma y con ella al pueblo del Brasil, y no puedo evitar sonreírme pensando en el dolor de O Globo.
Muchos pueden decir que la mía es una sonrisa un tantín maléfica, pero no. Mi sonrisa es por saber que, pese a todo lo que han hecho, aún hasta el viernes anterior a la elección, no han podido contra ella ni contra Lula.
Los medios concentrados de comunicación son, hoy en día, la infantería de los mega grupos económicos, si esos vampíricos grupos que buscan concentrar su capital sin importar un gramo lo que pase a los pueblos.
Estos grupos mediáticos influyen y hasta llegan a determinar la forma de ver, pensar y sentir de un gran porcentaje de la población. Funciona por la saturación. No es lo mismo ver una noticia manipulada en un medio, que la misma noticia es tres diarios, dos revistas, tres canales de televisión y oírla en cinco radios, repetida, en el caso de los medios audiovisuales, en intervalos de treinta minutos, musicalizada debidamente y con el presentador, si es televisión, acodado en su escritorio y con ceño fruncido, ni les cuento si es antecedida por una placa roja de “Urgente” o “Primicia”.
Lo cierto, es que gran parte del llamado “cuarto poder” tiene dueños y esos dueños no son carentes de malicia.
No hablo, obviamente, sólo de O Globo, hablo de Clarín, Fox, CNN, BBC, y muchas cadenas más, que se espantan cuando alguien le abre las puertas de Rusia Today o la Al Jazeera, o el mismo TeleSur. Como se espantan atacan, pero atacan como perros feroces, de esos salvajes que atacan en manada en los desiertos.
Las respuestas plutocráticas no se hicieron esperar en Brasil, hoy cayó la bolsa, el castigo es evidente, a los gobiernos de neto corte popular se los castiga así, desde la economía. Todo el secreto es crear pánico, pero como cantaban ayer “el pueblo no es bobo…”
Aquí no es la excepción, en el “Coloquio de IDEA”, como cada vez que pueden se han juntado a despotricar, un desencajado Sabsay gritaba “Si es abogada que muestre el titulo! ¡Lo tiene que mostrar!” repetía que “como judío me avergüenza que exista otra persona judía así” refiriéndose al canciller Timerman. De más está decir, o tal vez no, que del coloquio de idea han salido las ideas más retorcidas para favorecer al mercado en desmedro del bienestar popular. No puedo evitar recordar la película “Estado de Sitio” y su asamblea de L’Idée (si tienen un rato véanla, como todo lo de Gavras es para verse)
Hay tanta desesperación en la derecha y el liberalismo de la Patria Grande que no saben por dónde más atacar. Y no se confundan, están todos articulados, si se fijan los discursos, de cada oposición, tienen el mismo contenido, de hecho la misma retórica, el mismo ritmo, en fin, parece que lo escriben sacan fotocopias y cada uno lleva una cuantas para su país. Lo peor es que no estamos totalmente a salvo, ya que ese discurso cala en parte de la población, y se lo ve en el hecho de la repetición sin pensar lo que se dice.
Dar por sentado algo que se vio, se escuchó o se leyó en los medios sigue manteniendo cierta visión tabú de la vida. Así como antes lo escrito en los libros era palabra santa, ahora lo que sale en la tele o la radio se vuelve inapelable, claro, la mayoría no sabe que con un movimiento mínimo se edita un audio o se recorta una imagen. También se ha adoptado el tono “chusma de barrio” para soltar el veneno comunicacional, por ejemplo “sabe Ud. donde fue fulano?... porque yo sé que…” y se echa a andar el rumor, de por si las noticias surgen, en el último tiempo del rumor, ya que los informativos pasaron al rubro “show”.
Lo peor de todo es que se apuesta a crear angustia y miedo, cualquier posibilidad para alegrarse debe ser teñida de oscuridad a fin de que no resulte, ya que si un pueblo está angustiado y atemorizado es más débil y dominable. Aquí debemos prestar atención a la cuestión del poder, los gobiernos están lejos de ejercer el poder, ya que hace muchos años el poder lo ejercen los grandes grupos económicos que deciden el ascenso o la caída de un país o región, cuando surgen gobiernos que buscan, de una mejor o peor forma, disputar ese poder para bien de su pueblo, es asediado, aplastado y condenado. Claro, los antiguos patrones esperan que los estados y gobiernos se rindan, cuando esto no ocurre siempre estará la conspiración y sino las enfermedades terminales o los accidentes.
Nada ocurre porque si, y esto no tiene que ver con designios divinos, sino con las dinámicas que surgen en el mundo, las que son puestas en marcha para favorecer intereses específicos.
¿Qué hacemos entonces? Seguir, pelear.
El triunfo de Dilma, la segunda vuelta en Uruguay con buenas posibilidades para Tabaré-Sendic, el triunfo aplastante de Evo Morales en Bolivia, marcan un rumbo, muestran una búsqueda de los pueblos que se debe garantizar con el esfuerzo de todas y todos.
Hoy, 27 de octubre, a cuatro años del fallecimiento de Néstor Kirchner, en Argentina seguimos la lucha, cada uno desde sus lugares pero juntos en la concepción del país que queremos, con aciertos y errores, coincidencias y discrepancias, seguros de que no queremos matar al otro, aunque el otro insulte hasta quedarse sin fuerzas, porque no es así que se construye.

Seguimos la lucha por Abya Yala (Saben que no me gusta decirle Latinoamérica) y sé que alcanzaremos el triunfo si continuamos con objetivos firmes y claros. Pueden asustarse muchos al escuchar que vamos por más, porque ese más significa más soberanía, más derechos, más inclusión y más justicia para nuestros pueblos. El Suma Causay está en camino y es nuestra lucha hacerlo realidad.

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