lunes, 21 de septiembre de 2015

Cobertura de la Presentación de la Policía Local en San Miguel

Cobertura realizada por Oscar Figueroa y Susana De Luca, con la colaboración de Alejandra Molina para este blog.

El jueves pasado se realizó la presentación de la Policía Local en San Miguel. 
En dicho acto hablaron el candidato Presidente de la Nación por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli y el candidato a Intendente de San Miguel por el Frente para la Victoria, Ingeniero Franco Laporta.
Pese a no poder obtener declaraciones debido a la cantidad de asistentes los integrantes del equipo de La Marca en el Orillo que asistieron allí  nos trajeron el material fotográfico y audiovisual que verán  a continuación.






























jueves, 17 de septiembre de 2015

La desesperación sin bozal.

Por Guadalupe Podestá Cordero

Hace setenta años empezaron las operaciones mediáticas, desde diarios y radios, hace sesenta años del bombardeo que atacó Buenos Aires y el corazón de la patria al causar tanta muerte.
Las oligarquías odian y solo odian al pueblo, a sus expresiones, desprecian su alegría. Todo lo reivindicativo les molesta, todo lo que no se puede manipular, torcer y transformar al exclusivismo de “pertenecer a los elegidos” del poder económico, todo lo que hace temblar a las elites de los distintos ámbitos de lo social debe ser suprimido para alivio de las almas excelsas de los poderosos.
Hoy, revivimos el odio de la oligarquía demostrado en la desesperación de sus lacayos infames, a los que no les alcanzan las cabezas ni las manos para atentar contra la estabilidad democrática e institucional del país.
Con el recurso de sus patrones buitres agotado, avanzan en lo interno queriendo anular elecciones, clausurando canales, embargando a los que no los avalan en sus fechorías.
Pintan, desde sus medios hiperpresentes, escenarios caóticos, llenos de dura y motivos para la rabia, esperando que salten los resortes de la paz y todo estalle. Prefieren reventar la patria antes que perder la opción de venderla al mejor postor, como hicieron en los noventa.
Desde sus propaladoras, surgen cada media hora informaciones manipuladas y tergiversadas con el solo objeto de generar una incertidumbre agorera que llene de espanto mentes y corazones.
Asistimos, en este momento a la instancia de desesperación más clara desde hace muchos años.
El poder judicial desconoce normas exprofeso, con la idea de desestabilizar, quieren tener ellos el poder de decirle al pueblo “hasta acá llegaron” y en sus actos resalta esa rémora que quedó moviéndose desde la más oscura dictadura.
Desconocen, dos jueces, la decisión del pueblo tucumano, ejercida libremente en el voto, para favorecer a los que quemaron urnas, es la primera vez en la historia que el que quema urnas tiene un fallo a favor, y además se hace saltando la jurisdicción, ya que ninguno de los jueces pertenece a la justicia electoral.
En la ciudad de Buenos Aires, el gobierno de la ciudad clausura un canal, claro está, el canal que cuenta sus fechorías, el canal que destapó, entre muchas cosas más los contratos sospechosos que realizó el gobierno macrista. Y convengamos, no es que hayan descubierto un yacimiento ultrasecreto de datos, sino que es información que surge de los propios actos del macrismo, es decir que al reaccionar con la clausura, lo que hacen es demostrar la razón de aquellos a los que quieren callar.
Se desesperan los sirvientes de la oligarquía porque saben que otra vez perderán, que el niño patrón, mimado de los hiperpresentes multimedios y las corporaciones económicas marcha hacia un fracaso estruendoso.
Como furiosos perros de guerra sin bozal ladran y babean furiosos, mientras sus amos traman sus movidas sucias, que incluyen toda clase de trampas para dañar el proceso de expresión de voluntad popular y sus resultados.

Será dura la tarea de desenmarañar el enredo de trampas, recomponer y demostrar el hilo de lo cierto, desmantelas operación tras operación, para poder entonces llevar las cosas hacia el desenlace, que esperamos los que no nos paramos del lado del amo, y ese desenlace es el triunfo del pensamiento nacional y popular, el resultado es seguir conquistando derechos aunque a ellos, los poderosos, les duela.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Reconocer la identidad partidaria es resistir

Por Guadalupe Podestá Cordero

En 1955, con el derrocamiento de Perón, inicia una fina labor, cuyo puntapié inicial será el decreto-ley 4161, “Prohibición de elementos de afirmación ideológica o de propaganda peronista” del 5 de marzo de 1956. Dicho decreto prohibía expresamente las palabras y frases que pudieran hacer referencia al peronismo, así como nombrar a Perón, a Eva o reproducir sus imágenes, escuchar o cantar marchas como “Los Muchachos Peronistas” o “Evita Capitana”. Los castigos iban desde las multas a clausuras e inhabilitaciones para cumplir funciones hasta los seis años de cárcel.
Este decreto surge de uno anterior, que es el 3855/55 que disolvía el partido justicialista en sus dos vertientes (femenino y masculino) alegando vocación “liberticida”.
Este decreto lo firmaban: Pedro Eugenio Aramburu, Isaac Francisco Rojas, E. Busso, L. Podestá Costa, L. Landaburu, R. Mignone, A. Dell´Oro Maini, F. Martínez, L. Igartúa, P. Mendiondo, S. Bonnet, Eugenio Blanco, A. Mercier, Alvaro Alsogaray, J. Llamazares, J. Alizón García, Arturo Ossorio Arana, J. Hartung, J. Krause.
El Decreto-ley 4161/56 fue derogado por ley 14444, pero producido el golpe de Estado contra Frondizi, por decreto 7165 del 24 de julio de 1962 se lo restableció resolviéndose que la prohibición dispuesta por dicha norma, alcanza asimismo a la mera difusión, por cualquier medio que ella se efectúe, de las doctrinas y actividades a que dicha prohibición concierne, aunque ella no se realice con fines de afirmación o propaganda. El Decreto-Ley 1296 del 15 de febrero de 1963 ratificó el decreto 7165/62. Fdo. Guido –Martínez – Astigueta – Rodríguez Galán.
Decreto-ley 2713 del 10-4-63.- (B.O.17/IV/63) amplía y modifica algunos de los artículos e incisos de los decretos 4161 del 5-3-56, 7165 del 24-7-62 y 1296 del 15-2-63.- El 2713/63 establecía que quedaban sujetos a las penalidades previstas en el artículo 3° del 4161/56: "los que hicieren de palabra o por escrito la apología del tirano prófugo del régimen peronista o del partido disuelto por decreto-ley 3855/55", "la difusión, por cualquier medio o forma en que se efectuase, de directivas, declaraciones, entrevistas o actividades del tirano prófugo y que de alguna manera signifiquen injerencia en el plano político o gremial". En estos dos supuestos eran incluidos, aun cuando en su divulgación no mediase la existencia de una finalidad de afirmación ideológica o propaganda peronista. Y a ellos se agregaba: "el contacto, por cualquier medio, con el tirano prófugo, vinculado a la actividad política o gremial y la actuación de quienes sirviesen de nexo a aquellas para tales fines y para los previstos en el inciso sobre difusión de directivas, etc."
El Decreto 2713/63, sustituyó el inciso b) del art.3° del decreto-ley 4161/56, de la siguiente manera: "...Además, con inhabilitación por doble tiempo del de la condena para desempeñarse como funcionario público, candidato a cargos públicos electivos o dirigente político o gremial. Dicha inhabilitación no será, en ningún caso, inferior a dos años”. Por el art.3° se derogaba el art.  2° del decreto-ley 7165/62, que había sido ratificado por decreto-ley 1296/63.-
Algunos de los responsables: Dr. José María Guido; los 3 secretarios militares: General Rattembach, Contraalmirante Kolungia, Brigadier Mac Loughlin; el Ministro del Interior: General Rauch; el Ministro de Defensa: Doctor Astigueta y el Ministro de Educación y Justicia: Rodríguez Galán.
Pese a esto, de muy diversas maneras, subterráneamente, el peronismo se levantaba una y otra vez, con distintos frentes y opciones.
Ser peronista se convirtió, no sólo en una expresión de ideología nacional y popular, sino en una forma de resistencia psicológica al intento de dominación que ejercían los personeros del poder económico.
Para horror de los dictadores de tuno y sus patrones oligárquicos, las prohibiciones no hacían más que arraigar el peronismo en los corazones, dando una pertenencia que terminó por constituirse en identidad popular.
Ese arraigo profundo, que fue pasando de padres a hijos y que se alimentó de una fortaleza casi mística, ya que su líder estaba lejos, y su regreso implicaba la vuelta de los derechos y los días felices de aquella época nacida al calor de una plaza de mayo llena de trabajadores, donde los únicos privilegiados eran los niños y los hijos de los obreros poblaron las universidades nacionales, se fortalecía con el paso de los años.
Ser peronista, más allá de las ideas y los sentimientos, era revelarse, como si desde lo profundo de la tierra un tronar de voces y rostros sacudiese el alma de los más jóvenes.
Cuando se produjo la vuelta tan ansiada, con sus luchas internas y contradicciones, el sentir seguía intacto, lo probaba la inmensa despedida en la que se encontraron todas las partes que componían ese peronismo que lloraba al líder mítico como quien llora a un padre.
Entonces los patrones comprendieron que las prohibiciones no bastaban y usaron el horror como herramienta.
Pero con el fin de la dictadura volvió a salir a la superficie.
¿Cómo evitar entonces que siga pasando? Fácil, sembrando la idea de que la política tuvo la culpa de las desapariciones y la muerte (cosa que los militares venían haciendo desde los medios)
Había que desalojar a la política de las mesas argentinas, de los bares, las artes. La tarea era clara, hay que despolitizar al pueblo.
El primer concepto en ser anulado fue el de pueblo, se lo remplazó por “gente”, la gente es anónima, agrupable, pero no hay pertenencia, como sí la hay en la idea “pueblo”.
Se va generando la necesidad de una hiperconcentración del ego, para en el futuro apuntar a la disolución despersonalizada del mismo, para que no se cayera en la idea de autodeterminación tan cercana a las ideas libertarias.
Se minaron entonces todas las formas de participación que permitieran una identificación y pertenencia político partidaria, tachando toda militancia como “rentada” y “oportunista”, al mismo tiempo se unificaron, ex profeso,  las palabras “política” y “partidismo”, las cuales no entrañan el mismo significado, de ninguna manera.
Llegamos, entonces a esta época en la que un supuesto dirigente se enorgullece de que su líder no tenga “ideología” como si dijera que no tiene herpes, o personas que hablan de que algo “está politizado” y qué querés que esté, si cada acto de la vida implica una decisión política personal, partidaria o no.
Vivir una vida ideológicamente ligth implica privarse de pensar, elegir lo masticado y digerido por sobre la necesidad de saber. La antipolítica es una decisión política.
La condena y estigmatización de la identidad partidaria de las personas es, en sí, una forma de violencia que siempre se expresa a partir de la anatematización del partido al que se pertenece, anatema que no alcanza a los partidos que las oligarquías sostienen.
Es, entonces, en este tiempo que reconocerse e identificarse claramente, desde el discurso y lo actitudinal, se convierte en una forma de resistir al vaciamiento ideológico que se propugna con la repulsiva teoría de “la grieta”, teoría que, además implica un desconocimiento histórico lamentable, ya que siempre que haya oligarquías habrá un “ellos y nosotros”.

Ser quienes somos significa vernos en la profundidad, comprender las pertenencias para desde allí, tejer el futuro. Si no nos atrevemos a asumir la profundidad de la identidad política, tampoco asumimos nuestra pertenencia como pueblo y entonces los vaciadores de mentes habrán triunfado y los patrones estarán contentos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Dolorosa Migración

Por Guadalupe Podestá Cordero

Se despliega por el mundo como bandadas de aves carroñeras, come recursos naturales, gente, esperanzas, sueños, ilusiones.
Avanza sin pena alguna por los humanos que va arrojando a su paso, como quien con desdén arroja semillas de una fruta.
El capitalismo destructor de vidas y constructor de poderes ilusorios se despliega por el mundo cubriéndolo con su indolente sombra, robando para mucho los sueños e ilusiones de, simplemente, vivir.
Son miles los migrantes que, sumidos en la desesperación y el espanto, huyen de unas vidas poco más que horrendas buscando un horizonte posible, no para hacerse millonarios, como soñaban los europeos mientras se llevaban el oro y la plata, los minerales y el petróleo, sino simplemente para vivir y que vivan sus hijos. Viajan para trabajar, comer, estudiar. Viajan anhelando lo que les robaron los grandes grupos económicos y antes que ellos las coronas blancas del mundo “civilizado” que invadió tierras con mano incivil.
Los migrantes no van sólo a Europa, en nuestro continente muchos buscan cruzar a Estados Unidos, ellos piensan que es por aquel cuentito del “sueño americano” pero no. Buscan cruzar para tener trabajo y casa, que sería como recuperar un poquito de lo que ese país robó mediante la invasión de sus empresas que avanzaron sembrando hambre y miseria, porque cuanto más hubiese más barata sería la mano de obra para sus empresas y sus guerras.
Migrar es morir un poco, aunque se llegue con vida, porque irse implica dejar atrás la tierra que se ama, los colores y calores, las costumbres y los aromas. Aunque el horror sea el que expulsa, nunca hablé con un migrante que no me cuente con dolor la partida, y no sólo por los que se quedan, sino por dejar atrás esa tierra útero, que las causas del espanto le roban.
La mirada racista sobre los migrantes habla de gente que piensa que el que se va lo hace por gusto, incluso por el placer de invadir la tierra de destino, piensa el racista que el migrante sabe menos que él, que hay que formarlo a las maneras del país al que se llega, que vienen con costumbres inferiores, así su cultura de origen tenga diez mil años de desarrollo.
Pasa que el racista, en su pequeña cabeza piensa que el migrante viene por sus cosas, como en el estúpido mito de los países pequeñísimos que atentan contra el “estilo de vida norteamericano”, como si su miserable y corta existencia interesara en algo a aquellos que viajan buscando un espacio para vivir y trabajar.
El racista clama que se “intervenga en esos países que se matan entre ellos” piden con un cinismo sin igual que “se lleve la democracia y la libertad” a esos sitios a los que sus empresas llevaron hambre, dolor y muerte.
Si, las sombras y las aves carroñeras a las que alimentó el capital se despliegan para que los señoritos oligárquicos del mundo puedan descansar sin las molestias de los pobres, a los que se asina en centros de detención o bien se los deja librados al hambre y la injusticia en diversos lugares del mundo.
Deberemos plantearnos, como humanos, cambiar la óptica, comprender que vivimos en un solo mundo y que las fronteras las han dibujado las coronas y las elites, para tener una quintita propia para sustentar sus pequeños gastillos. Pero que vivimos en un solo mundo donde nadie tiene derecho a negar el ingreso si ha sido parte de la ruina de otros pueblos.

Los humanos nacemos con el derecho a una vida digna, a un nombre, a trazarnos un destino, pero para el capital los únicos con derecho son los deseables, esos de la corona, esos niños ricos que juegan con las empresas de papá, sin recordar que afectan a personas. Para el capital el mundo son ellos, los banqueros, los que juegan con vidas y bienes, los fundidores de países, los hambreadores de pueblos. Esos, las aves carroñeras que cada tanto nos esconden el sol.

jueves, 7 de mayo de 2015

Eva Eterna Revolución

Hoy Cumple Años María Eva Duarte de Perón, llamada cariñosamente Evita. Que otra sería nuestra historia si esta mujer toda fuerza y revolución hubiese tenido el regalo de más años con nosotros, cuantas lágrimas y penas menos, cuentos sueños cumplidos más.  Recordarla es comprender hoy su pensar, que no nació con Perón sino con sus lecturas juveniles sobre el anarquismo. Recordarla es comprender que sin ella, sin su impulso, sin su fuerza, muchas cosas que se recuerdan del rpimer peronismo no hubiesen sido realidad.
Ella, la desafiante, la que le plantó las ideas a las señoronas, la que se opuso a los defensores del status quo, la que enunciaba que, como también pensaba Cooke "el Peronismo será revolucionario o no será nada", es un faro aún hoy.
Esa mujer esencial, toda fuerza, que para no incendiar la tierra defendía el lugar de mujer en el hogar, era a la vez la defensora de las mujeres trabajadoras que luchaban por la igualdad en el mundo, ella es revolución, es fuego y lucha. Es la voz de los pobres ejerciendo el poder para igualar, por una vez, los tantos, para que los oligarcas comprendan de una vez que no tienen ni han tenido el derecho a disponer de vidas y bienes del pueblo.
Eva, la que genera amor y odio. Amor por su dedicación a la justicia social y humana, odio por lo mismo y por no venderse, odio por envidia, odio por la maldad que el oligarca ejeerce con el desposeído, con el marginado, con los y las trabajadores.
Podemos hablar mucho más, este es un homenaje cortito, hoy subiremos muchas cosas sobre ella, porque ella es la esencia del peronismo, porque es una hija de este pueblo luchador, sufrido, revolucionario aún cuando o quiere darse cuenta y a veces no lo dejan.

lunes, 13 de abril de 2015

El minimalista de las palabras

Por Guadalupe Podestá Cordero

Caminábamos por vidas de luchas y batallas, avanzábamos buscando nuevos colores, formas de decir, haceres y saberes nuevos.
En una contratapa estaba él, minimalistamente hablando las luchas de "Los Nadie" contra "Los Todo", y del mundo que caía en soledades, cuando nos olvidábamos de ser, antes que otra cosa, hijos de la tierra, hermanos de los sueños. 
Y desde esa contratapa nos tendió la imaginaria mano, para volar y caminar, por los senderos de la vida y la historia, nos abrió ventanas para imaginar y nos regaló verdades contadas con amor y sencillez.
Nos hizo querer ser sentipensantes, volar por el Siglo del Viento, navegamos por las Venas Abiertas de una Patria Grande que hoy llora su partida. 
Nos llenó el corazón de abrazos y nos contó el fútbol a sol y sombra. Trajinamos sus días y noches de amor y de muerte, y nos asomamos a un mundo de uselo y tirelo, en el que nos mostraba a esa globalización azonzadora.
Nos miramos juntos en los espejos sabiendo que somos los hijos de los días.
Te extrañarán las palabras que tanto cuidaste no malgastar, porque te extrañarán los ojos que no encontrarán tu escritura nueva.
Hasta siempre, hasta la victoria nueva, que desde algún lugar en el corazón de la Patria Grande verás amanecer.


martes, 7 de abril de 2015

Revoluciones

Por Guadalupe Podestá Cordero

La necesidad de una revolución profunda, nunca desaparece del seno de los pueblos. Pero ¿de qué hablamos cuando decimos “revolución”?
Las revoluciones hasta el siglo XX inclusive fueron pensadas como revoluciones armadas, es decir, que un sector (algunas veces popular, otras no tanto) se hacía con el poder de manejar un estado determinado.
Las revoluciones cuando son simplemente la toma del poder político, no suelen sobrevivir demasiado, ya que pronto son jaqueadas por el poder económico y mediático -si dicha revolución es popular- hasta acabarla, recurriendo a ideas implantadas en el pensamiento desde que el niño comienza su instrucción escolar.
Entonces, ¿a qué revolución nos referimos? Pues a una revolución cultural.
En estos momentos nuestro país, y nuestra región se encuentran bajo bombardeo mediático constante, este bombardeo no sólo apunta a causar temor y enojo, sino a despertar esas ideas conservadoras y protectoras de las elites con las que hemos sido formados, como ciudadanos obedientes, para garantizar el orden oligárquico.
Es decir, que debemos deconstruir nuestra forma de mirar la historia y de mirarnos a nosotros mismos, para poder romper la mirada hegemónica del archivista Mitre.
Nada es como nos lo contaron, está clarísimo, cada nueva investigación en el campo de la historia, la antropología, la arqueología, paleontología y demás, tira una nueva piecita de ese mural Billiken que nos armaron en la cabeza, y de nuevo modifica nuestra identidad popular, al enfrentarnos con verdades del origen.
La tendencia primera es a negar, “…estos tipos están locos…” “… reescriben la historia como les parece…” y muchos otros argumentos que nos toca escuchar a diario, lo que esta reacción entraña es el temor a perder lo conocido, lo que es válido, pero no útil. Ese temor paraliza el avance de las ideas, porque nos ata a lo que el ojo oligárquico quiere que veamos y ese si es un problema grave.
Hablamos de emancipación, pero emanciparse significa salir, de alguna manera, de la egida paterna, es decir salir al mundo generando nuevas estructuras a partir del choque de la experiencia interna con la externa. Muchas veces esto ocurre en los papeles pero no cabeza adentro.
La historia conocida, o las ideas que han compuesto lo que se denomina “sentido común” muchas veces funcionan como un corset que impide moverse y evolucionar en el mundo de las ideas y de los hechos.
Esto que digo no implica abandonar todas las ideas con las que crecimos, sino animarnos a descubrir, por contraposición lo que hay del otros lado, abrir el arcón de lo no contado, para poder revolver ese rico barro de la historia, descubrir que es lo que las elites del pensamiento nos negaron, animarse a navegar en las torrentosas aguas de la investigación para encontrar los entresijos por donde se descascare por fin la pared de la historia oficial.
Lo que propongo es incómodo, sí, lo sé, pero es crucial.
La historia nos marca la forma en la que nos autopercibimos como pueblo, es la que nos hace patente la cara frente al espejo de los pueblos, y durante demasiado tiempo nos vimos con un rostro falso porque nos miramos a través de ojos ajenos.
Cuando hablo de una revolución cultural no digo cerrar fronteras para declarar un año cero, sino revolver lo que hay, buscar lo que no vimos y comenzar por definirnos sin prejuzgarnos. Es decir incluir en nosotros un verdadero pensamiento nacional, despojados de la necesidad de copiar modelos, recuperar a nuestros pensadores, que han sido enterrados en las sombras por los figurones a los que las élites nos permitieron admirar. Ojo, no digo no consumir esas ideas, sino descubrirlas en paridad con las originarias, porque de eso se trata, de ampliar, no de reducir.
Muchas veces me han dicho, “vos no podés cuestionar tal o cual hecho porque vos ni habías nacido” y siempre deberé argumentar lo mismo, además de leer a mucha gente he podido preguntar mucho en mi vida, con la suerte de que me hayan respondido. Eso se llama aprendizaje y es milagroso.
Aprendí sobre el tiempo antes del primer peronismo hablando con mis abuelos, tres de ellos, que vivieron esas épocas y el advenimiento del peronismo con conciencia de época, aprendí sobre la resistencia de la boca de algunos resistentes a los que he conocido, aprendí de los setenta hablando con sobrevivientes. Aprendí del anarquismo de la boca de viejos anarquistas. Uno aprende cuando habla con personas que estuvieron allí, participando algunos, mirando otros. Uno aprende cuando lee y contrapone o relaciona.
Necesitamos que los más jóvenes, los que se están formando crezcan con una historia que les permita ver luces y sombras, para que no se cimenten sus pensamientos con falacias históricas. Si me hubiese quedado con lo que aprendí, creería en el cuadro de ese San Martín europeo, creería que la historia no la hicieron Juana Azurduy, Martina Chapanay o María Remedios del Valle, pensaría sólo en los libertadores blancos y olvidaría a Túpac Amaru II o a Túpac Katari, y a tantos otros.
Si me hubiese quedado con el formato recibido en la escuela no hubiese aprendido a relacionar pensadores modernos con antiguos, no conocería esas líneas que conectan los factores impulsores de hechos del siglo pasado con los hechos de la actualidad, porque no rastrearía abiertamente los orígenes. Es decir, no comprendería que todo tiene que ver con todo.
Una revolución cultural apunta a modificar ciertas cosas que no nos permiten vivir bien, pero modificarlas desde la conciencia, no desde el mero hacer. Es decir, occidente centro su pensamiento en lo individual, cuando el pensamiento originario es comunitario. Volver al hacer comunitario implica reconocernos en un espacio compartido. Cuando Perón habla de “la comunidad organizada” no habla de otra cosa que aquello que subyace en el comunitarismo de nuestros originarios, ese bien común, ese bien vivir que dormía en sus genes. Ese mismo concepto lo refleja San Martín, ese mismo ideal enarbola Belgrano y será parte de lo que Moreno exprese en su herencia altoperuana.
Modificar pautas culturales heredadas del liberalismo de mercado, que nacen con la revolución industrial, que usa pueblos enteros como mano de obra, en un alarde de pensamiento que se origina  cuando el occidente europeo acuna la idea de propiedad privada.  En desmedro de la existencia comunitaria que no reconoce el suelo que habita como una propiedad, sino como un algo sagrado a lo que se pertenece.
Estamos librando una batalla cruenta por incluir a todas y todos en cada avance y adelanto, peleamos frente a un odio cíclico de los poderosos hacia el pueblo (cuando hablo de poderosos hablo de elites, oligarcas y sus saltimbanquis servidores), en el 2001 teníamos una realidad similar a la que existió hasta el 45, con niveles bajísimos de empleo, un mercado interno destruido y cero oportunidades de avance, hoy no estamos a plena ocupación – pleno empleo como en el primer peronismo, porque el daño causado fue muy profundo, pero nos encaminamos hacia la consecución de ello (faltan muchas cosas) pero el simple encaminarse hacia la reindustrialización y hacia la independencia económica, basta para despertar las mismas células de odio, con técnicas de difusión similares y los mismos patrones (eso sí, aquí no cambió, los patrones son los mismos apellidos). Para ganar esta confrontación es que libramos la batalla comunicacional y cultural, la lucha del pensamiento y la acción, porque se piensa para el pueblo o para las elites.
Recuperar la palabra, el acceso a la información veraz, alcanzar un revisionismo histórico pleno para sacarle de las manos la historia a los que la tergiversaron durante décadas (convengamos que la rabia por el surgimiento de varios centros de historia revisionista molesta, porque en el revisionismo se desdibujan los figurones de bronce y aparecen los humanos con virtudes y bajezas, pero porque además aparece el pueblo como sujeto de la historia y no como mero espectador) porque el que se adueña de las palabras domina las conciencias. 

Quizá sea utópico lo que digo, pero en algún momento se llega, lo sé, aún con obstáculos, porque un día alcanzaremos el objetivo. El subcomandante Marcos decía: “Para todos, la luz, para todos, todo” yo creo que un día será.

martes, 24 de marzo de 2015

La muerte no pudo contra la cultura del pensamiento y la acción.

Por Guadalupe Podestá Cordero

Las dictaduras le obsequian a los pueblos, con su llegada, largas noches de sombras donde nada está claro salvo el horror y no hay melodías salvo los gritos, la pena y el llanto.
Hace treinta y nueve años, los genocidas se robaron la patria para ellos, nos callaron a los jóvenes, callaron a los adultos, todo el que tuviera un ideal enaltecedor de los humano, todo el que tuviese un sueño integrador, todo el que quisiera las caritas felices de los chicos llenando plazas, sin penurias, sin hambre, sin privaciones, con padres felices, todo el que deseara eso sería tachado de enemigo, un enemigo al que debía suprimirse.
Como en toda dictadura, los espacios de libertad fueron acotados, la cultura empobrecida, el arte expoliado y casi prohibido. En una dictadura, el arte, cuando no se vuelve vano, se transforma en ámbito de resistencia.
Para los dictadores hay palabras nocivas, por lo tanto la expresión debe ser controlada para que se transforme en una herramienta útil para los fines de quienes administran la muerte a su personalísimo gusto.
Hace treinta y nueve años el cine se convertía en un elemento de propaganda aceitadísimo, así como los medios más grandes del país se ocuparon de mentir las noticias (cosa que luego seguirían haciendo en su camino hacia ser monopolios y en su actual negativa a ajustarse a una ley que lo que busca es liberar los espacios para la palabra, sólo para respetar la constitución), el arte se volvió casi clandestino, porque cada cosa que pueda abrir la mente asusta a los genocidas, hasta la ciencia se volvió acto de resistencia.
Los dictadores argentinos combatieron abiertamente la matemática de conjuntos, la filosofía rupturista, la literatura popular, la música, nos dejaron llenos de vacíos. Y esos vacíos costó mucho llenarlos, aún quedan algunos, porque a la dictadura genocida le siguió el neoliberalismo asesino de personas e ideas.
Cuando hablamos de neoliberalismo, debemos recordar que la dictadura genocida del 76 fue pensada para imponer, precisamente, esas ideas, las de Friedman y toda la caterva de vaciadores de países, esos a los que les interesa un mercado especulador, porque ese no necesita tantos consumidores como, sí, inversionistas.
Hablar de “pensamiento nacional” era peligroso primero y utópico después. Tan utópico que cuando se abrió la “Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional” (hace poco tiempo, como una de las áreas del actual Ministerio de Cultura de la Nación) muchos ignorantes y petulantes se rieron, porque no entendieron la necesidad de poner en plena relevancia al pensamiento nacional, es decir pensarnos como patria y como patria grande, generar nuestros propios lineamientos, sin copiar ni importar, sino vernos desde la identidad. Importancia que terminó de corroborar en reciente Foro de Emancipación e Igualdad.
Y en este hecho me detengo, porque lo considero parte de la recuperación de espacios de libertad suprema. Los participantes que venían de Europa o de Estados Unidos (Chomsky precisamente) no vinieron a decir lo que ellos creen que debemos hacer, vinieron a compartir y a intercambiar experiencias e ideas, pensamientos y saberes, en plena horizontalidad, eso es un ejercicio de libertad importantísimo, pero más importante que eso es el hecho de la gratuidad de ese foro, es decir que no se cobró entrada, que se puso una pantalla gigante afuera, que se repitió a través de internet y que luego lo pasó, resumido, la televisión pública, para que llegue a quienes no pudimos vivir la maravilla de estar.
Pensar esa posibilidad hace diez años era delirio, el camino recorrido es innegable, salvo por usar una venda elegida.
El último sábado, por invitación de los compañeros de La Mujica de San Miguel, tuve la oportunidad de asistir al primer día del Encuentro Federal de la Palabra. Debo reconocer que me debía, en lo personal, la visita a Tecnópolis (a veces el trabajo y el trajín no nos dejan tiempos para todas las cosas que uno desea vivir) La entrada era gratuita, la entrada a todo el parque, a todo lo que estaba activo de la muestra que era más o menos la mitad, tal vez un tercio. Corroboré que es imposible recorrer todo en un día, aun siendo la mitad, uno no llega ni a palos a ver todo.
Más allá de haber disfrutado una entrevista de Santiago O´Donnell a Julian Assange en vivo (Assange, por motivos conocidos, vía teleconferencia) con traducción simultánea, para la que por supuesto estaban disponibles los audífonos –para los cuales sólo había que presentar el DNI- lo cual me pareció maravilloso. Pude disfrutar de los espacios abiertos con muchos árboles, con juegos para los niños (muchos, pero muchos), espacios de librería, paseo de las editoriales, un parque con hamacas paraguayas, tirarme al sol en el pasto, y el trato de las personas que trabajan allí, todos amables y sonrientes.
Párrafo aparte, me asombraba cada vez que alguien de la feria me preguntaba si me había gustado, si me sentía bien y me invitaban a regresar, te hacen desear quedarte.
A la vuelta, caí en la cuenta de que ese espacio con montones de áreas dedicadas no sólo al entretenimiento, sino, y principalmente, a la ciencia, la cultura y al conocimiento en general, antes sirvió sólo para entrenamiento militar -Tecnópolis se construyó en lo que antiguamente eran tierras del regimiento de Villa Martelli- para terror de los defensores civiles de la dictadura, un regimiento se volvía territorio popular de la cultura y la ciencia.
Hoy, 39 años después, pienso en todo lo recorrido, pienso que la tortura, el asesinato y el latrocinio no pudieron matar la belleza esencial del alma humana, no pudieron borrar el ansia de saber. Pienso que la chatura neoliberal no pudo vaciar las mentes, como sus ideólogos desearon porque somos esencialmente eso, pensamiento y acción.
Pensaba como hubiese sido esta patria querida sin las dictaduras que borraron las maravillosas acciones del pasado, es decir, como hubiese sido esta tierra sin la dictadura retrógrada y extranjerizante del 55, como hubiésemos sido, con las universidades llenas de obreros, con familias discutiendo política real, con la riqueza revolucionaria intacta y creciendo.
Porque si bien es innegable todo lo hecho, debemos saber que estamos recuperando lo perdido, y eso implica mucho esfuerzo. Pero el resultado vale el esfuerzo.
El sábado pudimos, mi marido y yo, conversar unos minutos como dos directivos de la muestra, me sorprendió la actitud humilde de ambos, contentos porque los felicitábamos, lejos de querer agradar (los que llevan tiempo leyendo lo que escribo saben que eso me importa poco) nuestro reconocimiento era sincero, porque se veía las ganas de que nosotros, el pueblo, nos sintiéramos bien, eso debe valorarse.
Sé que esta nota será, tal vez atípica con respecto a las que suelo escribir para esta fecha, pero me pareció ineludible trazar un puente, pensando en lo que pasamos como pueblo en las sombras de la dictadura, ese aire saturado de muerte, sangre, maldad y profunda ignorancia y esta actualidad, construida con tanto esfuerzo por todos nosotros, tan llena de fuerza, de expresión de vitalidad, una realidad en la que la ciencia y el pensamiento no son vistos como peligrosos, una época donde la censura es sólo un nefasto recuerdo (porque hasta las groserías tienen espacio). Es cierto lo que decían los sabios del Tawantinsuyo, a un tiempo de sombras le sigue uno de luz, en el que al principio está el caos creativo y luego el andar calmo del tiempo activo y vital.
Rescatemos todo lo que se ha luchado, todo lo que se ha hecho, defendamos lo que tenemos y apostemos a generar más cambios profundos.
La liberación no es un punto que se alcanza y ya, es una tarea diaria. Descolonizar el pensamiento, es una lucha constante que debe darse desde cada área de nuestras vidas.

Nos toca en este tiempo avanzar, caminar, seguir con los juicios por delitos de lesa humanidad a militares y civiles (porque a esa dictadura la generó la oligarquía), contar nuestra historia como pueblo y avanzar hacia una profunda revolución cultural, que no se detenga y marque futuro abierto para los que vendrán después de nosotros. 

martes, 3 de marzo de 2015

De peronistas y peronés

Por Guadalupe Podestá Cordero

Lo que van a leer a continuación fue escrito ayer a la mañana y se publica hoy por razones de tiempo. Abrazos.

De peronistas y peronés
Cuando yo era chica y aprendí a cantar la marcha, veía en los ojos de mis viejos y de mis abuelos un orgullo increíble. Claro, la nena se iba haciendo peruca desde chica.
A los 10 años tenía leída y comprendida la doctrina, de más está aclarar que para esto perseguí a Dios y María Santísima para que me explicaran lo que el diccionario no podía, es que peronismo no se puede explicar por etimología.
A medida que crecía y leía más sobre historia y política (verán que no fui de las nenas que morían por las princesas) fui teniendo mis contradicciones y desacuerdos con Perón, como suele pasarnos a muchos. Perón era militar, yo crecí con cabeza civil y anarcoide, desde ahí no nos comprenderíamos, mi mundo era post dictadura, tampoco nos entenderíamos. Pero obviamente, la pelea nunca fue tanta como para decir “no soy más peronista”.
A los 18 me afilié, aunque para el 94 estaba peleada a morir con el partido, no con el movimiento. Creo que tengo que aclarar algo, la herramienta electoral del movimiento es el PJ (partido justicialista) que por ese entonces pintaba más liberal y facho de lo que yo había imaginado siempre. Claro, pasada la infancia, sabiendo que los reyes son los padres, uno no está dispuesto a comerse ni una más.
Aun así, seguía sintiéndome peronista, más bien tirando a Cooke que a Perón en sí mismo. Como no me alcanzaba, es más, me incomodaba ese supuesto peronismo que me mostraba lo más lábil y vendido que podía ser, ver a la plana mayor de la UCD cantando la marcha y haciendo la V fue como si me pegaran en el estómago, leí otras fuentes, pasé por Marx, Bakunin, El Che (siempre el Che que hasta hoy me acompaña) y muchos más. Pero siempre conservé esa esencia peronista, es más, más que peronista peruca, peroncha, esa bien pata al piso con la que crecí.
Alguno me dirá “vos no tenés el peronómetro” yo le diré que sí. Mi peronómetro me lo dieron cuando me enseñaron la historia del movimiento, me lo dio mi origen obrero, me lo legó Evita (como a tantas y tantos otros) cuando escribió “Mi Mensaje” con la poca fuerza que le quedaba a ese cuerpo todo pasión e ideas.
Mi peronómetro nació al calor de la resistencia de la que participaron mis abuelos, y de las luchas por la vuelta con las que crecieron mis padres, el peronómetro me lo dio la militancia no rentada con la que crecí y la convicción de dejar horas de la vida personal para cambiar un país y un mundo para bien de todos.
Mi forma de valorar se hizo al calor de las historias de luchas sociales con las que me criaron y en mi férrea oposición al liberalismo disfrazado de peronista. Aprendí a ver los ojos del traidor desde pequeña, cuando los figurones del partido visitaban mi casa y a saber que no siempre quien te dice compañero es alguien que te quiere.
Comprendan que pertenezco a una generación que se crio entre reuniones y marchas, porque muchos de los que hoy tienen mi edad, crecieron en la militancia de sus padres y aprendieron que los ideales no se negocian, que las banderas no se arrían, que el valor de decir lo que se piensa debe ser refrendado por los actos.
Ayer, luego de ver la transmisión de la marcha, ya que no pude estar allí, de seguirla por las redes y por las novedades que mi marido me pasaba por teléfono (el sí pudo estar), luego de seguir el discurso detenidamente comentando con mi madre y mi suegra y compartiendo con muchos compañeros vía twitter, termino de hacer patente este sentimiento, esta potencia que quema las venas, el hecho de saber que no estamos equivocados, que no podemos explicar por qué somos lo que somos, porque hay que contarle al otro todo lo anteriormente dicho con lujo de detalles, ese calor indescriptible de miles de corazones que laten juntos soñando un país aún mejor. El amor que se pone en las luchas diarias, luchas que, por suerte hoy, son discursivas, dialécticas y no armadas.
¿Cómo le hacés entender a un gorila que lo único que pone feliz a un militante es saber que puede hacer que un niño o niña, un anciano o anciana sonría y recupere los sueños, y que esos sueños no serán vendidos?¿Cómo hacés para que te entiendan que no se trata de dar sino de hacer juntos, porque el pueblo es un soma, un cuerpo, que late todo junto, y que lejos de la fría cacerola, se expresa todo junto? ¿Cómo decirte gorila que la felicidad es encontrarte con los demás para cantar juntos hasta tener la voz quebrada, sentirse parte del latido vivo de la tierra y soñar con que todo es posible, y es más, trabajar para que así sea?
Estamos dando una lucha, en los ochenta y noventa el partido se llenó de una fauna impresentable, a la que mi abuelo llamaba “peronistas de pelo fino”, esos que nos vendieron el partido a los liberales, esos a los que Eva temía, cuando hablaba del oligarca que se lleva dentro. Nos robaron la marcha, las banderas las guardaron y al escudo lo colgaron en la pared, porque no había espacio en ellos para tenerlo junto al corazón, porque ahí tienen la billetera.
Después de mucho, volví a sentir que éramos nosotros otra vez.  Si, después de mucho, porque por mucho tiempo me sentí como se sentía el glorioso Carlos Carella cuando escribió aquella carta a la secretaría general del partido para irse, porque se habían vuelto más liberales que los liberales. Con esa carta lloramos muchos, porque nos sentíamos expulsados, porque la Triple A y sus secuaces nos habían querido hechar y lo estaban logrando, porque incluso le abrieron las puertas a quienes se habían levantado contra el gobierno democrático de Alfonsín, porque “con mierda también se construye”.
Dirán que es apasionado lo que escribo, exagerado, enardecido, que no llamo al diálogo y demás… es cierto, escribo con una pasión no muy común en mis artículos, pero escribo desde lo que me trasunta hoy, desde lo que gravita en mi interior, hoy no escribo como periodista, hoy soy una estricta militante a la que no le interesa ser comprendida, sino contar, cronicar lo que siente.
Hoy escribe la que lleva las banderas con el alma, la que pudo creer en algo después de una vida de no creer, la que sabe que hay que garantizar cada cosa conseguida y avanzar hacia la profundidad del proyecto de país con el que soñamos muchos.

Hay muchos que se dirán peronistas, mucho pichón noventista que busca decir que sabe dónde está, pero le aviso tener carnet no te hace parte, como el hábito no hace al monje. Los peronistas de pelo fino son conocidos por sus inclinaciones cipayas, y en la búsqueda de ser aceptados por la oligarquía como inofensivos dejaron de ser peronistas para ser solo peronés, es decir el hueso con el que se proyecta la patada. Y es nuestro trabajo garantizar que este movimiento siga siendo popular, es decir siga perteneciéndole al pueblo porque de él ha nacido, como Eva, como Perón, para hacer de este país una Patria Socialmente Justa, Económicamente Libre y Políticamente Soberana.

viernes, 16 de enero de 2015

Pax

Por guadalupe Podestá Cordero

Vivimos en una época en la que los medios dominantes nos dicen lo que está bien o mal decir o pensar.
Cuando alguien hace una puntualización es marcado, condenado, estigmatizado y señalado como alguien que respalda la muerte.
Nos duelen las victimas de París, pero parece que por ello no se puede hablar de las víctimas que en el resto del mundo mueren cada día en distintos ataques, ya sean estos, de grupos extremistas o de países terroristas. Si, leyeron bien, países terroristas.
Cuando el ejército de un país, o varios, invade tierras ajenas matando a cuanto se cruce en su camino ¿No es eso terrorismo? La excusa de “armas de destrucción masiva” inexistentes, el hecho de acusarlos de conspirar contra “libertades” –que sabemos son del imperio- con guerras preventivas. El hecho de saber, porque el que diga que no lo sabe  miente o ha elegido ignorar exprofeso la información, que esas incursiones están armadas para que empresas globales monopólicas abran nuevos negocios y se enriquezcan a partir de la miseria, destrucción y muerte que las tropas dejan a su paso debería ser causa suficiente para que gritemos y accionemos públicamente en repudio, pero no.
La reacción se expresa sólo cuando los ataques son a occidente.
Hoy a la mañana escuché a un periodista, en un medio que no pertenece al monopolio ya conocido, hablar de la larga tradición de respeto a los derechos civiles de Francia, pero se olvidó de algo, esa tradición tan larga es hacia los propios y específicamente hacia la burguesía. Los pobres franceses no gozan de esa maravilla republicana, tampoco la gozaron los muertos en sus incursiones en África, Asia e incluso América. Esa larga tradición no se vio ni en Argelia ni en Vietnam, tampoco en el Congo o en Guayana, México y demás zonas que sintieron sus botas sobre sí.
Con esto no digo que se merecieran ataques, ni siquiera hablo de vueltas kármicas, sino que a la hora de hablar debemos ser justos.
Desde hace años, cuando se habla de terrorismo se le adjunta islámico ¿no hay terrorismo en otras religiones? ¿En serio? Lo pregunto porque al no profesar ninguna de las grandes religiones (aunque sí me he dedicado a estudiar sobre ellas) por ahí se me escapa el dato y resulta que la estigmatización constante tiene razón de ser.
De pronto nos hemos olvidado que hay capacidad de terror y asesinato en prácticamente todas las religiones y ámbitos, de hecho los genocidas argentinos estaban respaldados por un sector de la iglesia católica ¿o no?
¿No será que se nos escapa que los que encabezaron la marcha de París son cabezas de OTAN? No será que es una nueva justificación asesina, como muchas anteriores, como Pearl Harbour, como tantas operaciones de falsa bandera que se realizan para generar la coyuntura necesaria para seguir justificando ataques.
Con esto tampoco estoy diciendo que no haya grupos terroristas, los hay, pero el terrorismo tiene múltiples versiones, desde la versión con bombas y tiros hasta el terrorismo económico, hay todo un escenario plagado de múltiples opciones.
Lo que digo es que no nos estamos fijando en el panorama completo, y que además no se toman en cuenta todas las víctimas, sino el porcentaje que conviene a los que tienen el poder de fuego. No nos estamos cuestionando quien es el que le da armas y recursos a esos grupos para hacer lo que hacen en el momento que le conviene a los dueños del derecho a veto de ONU, a esos que cuando se los cita a dialogo o se les dice que detengan ataques demenciales se hacen los sordos.
Las muertes son muertes y son dolorosas, pero ¿cuántos mandatarios caminan del brazo en África, cuantos piden justicia con lágrimas en los ojos por los millones de muertos que deja el terrorismo económico cada año, cuántos son los que reconocen que Europa sumió en el hambre pueblos enteros y que ahora deberían hacerse cargo de subsanar el daño causado durante siglos?
Si, ya se, lo mío es utópico, pero no lo puedo evitar, yo quisiera que se comprendieran las implicancias de los actos y se buscara la forma de revertir lo que ellos mismos han hecho, porque eso sí sería un acto digno de amor a la humanidad, pero los poderosos , los dueños del armamento global, los que deciden la economía del mundo, la macro economía, los duelos del “mercado” – esa idea endiosada por algunos economistas- esos no aman a la humanidad, sino que la ven como la mano de obra que usarán.
Las coronas europeas han expoliado pueblos desde que descubrieron los viajes, se han enriquecido a costa del sufrimiento ajeno. Sus pueblos no han sido mucho mejor tratados, porque no se engañen, no es que son buenos puertas adentro y malos puertas afuera, los trabajadores de sus países no la han pasado bien, sólo que se ha procurado que los esclavos sean otros, esos otros a los que consideran inferiores y entre los que, sí, acertaron, estamos nosotros, los sudamericanos y los originarios de todo el continente.
A veces quisiera poder comprender qué se mueve en la cabeza de alguien que llena de bombas el cuerpo de una niña para estallarlo en un mercado, pero también quisiera comprender que hay dentro de los que deciden la expoliación de esos países.
Nigeria exporta, si exporta, la industria petroquímica, de la que Nigeria es el principal productor africano, refinerías, así como en fabricación de automóviles, algo de industria pesada y mejora de puertos y aeropuertos. En abril de 2002, las reservas estimadas de petróleo de Nigeria alcanzaban los 15.600 millones de barriles, y las de gas natural los 3 billones de m3. Del resto de la actividad económica destaca el cacao, al que se dedica la mitad del suelo cultivable y que constituye otra parte fundamental en el capítulo de exportaciones. Posee yacimientos de carbón, mineral de hierro y estaño. ¿Me van a decir que no hay razones para que los países más poderosos de la economía quieran ese territorio y que los actos terroristas allí no son para darles la justificación de entrada militar con guerra preventiva?
Tomarse el trabajo de ver qué produce cada país de los que se vuelve noticia gracias a las masacres y al terrorismo, encontrarán un panorama económico más que interesante sobre el origen de las guerras religiosas y no religiosas.
A muchos no les gustará leer esto, pero a veces hay que pararse a mirar el mapa para comprender lo que corre en el trasfondo y contextualizar con la historia y la actualidad para poder tener una imagen completa.
Desde la integridad humana uno no puede abstraerse del dolor, menos siendo argentina, vivo con la plena conciencia del horror que dejó la dictadura, de la maldad de las dictaduras anteriores (que la epidemia de poliomielitis no se haya podido evitar porque, los asesinos del ‘55, tiraron los pulmotores porque tenían la inscripción de la fundación Eva Perón es un acto de maldad supremo), pero me resulta irritante y de verdad me enoja escuchar, como me ha tocado en algunos medios, a sociólogos decir que no sentimos dolor por la muerte porque aquí se sigue valorando al Che (médico que además de combatir en Cuba ha hecho de todo para expandir la ayuda humanitaria a los lugares del mundo donde hacía falta), que nos volvemos insensibles porque no buscamos parecernos a Francia ni a Europa Occidental –porque por primera vez usamos nuestros propios modelos sociales y económicos- me da la sensación de que les molesta nuestro no esfuerzo por ser chic.
Piensan que no sufrimos esas muertes, sólo porque muchos de nosotros también recordamos a otros muertos, que parece que por tercermundistas no tienen tanto valor conceptual.
Tal vez, tras esas condenas, se esconda la dura realidad de saber que ellos no llorarían nuestras muertes, como no las han llorado antes.

Apostar a un mundo en paz es esforzarse por lograr que no haya excluidos, si pobres ni explotados, es trabajar cada día para que la justicia sea real y pareja, cuando no existan niños con hambre, ni cuerpos mutilados por las guerras por minerales, cuando todo el bien sea para todos y nadie haga desaparecer, mate y torture, el día que los invasores devuelvan territorios a sus pueblos originarios, cuando las corporaciones no dominen el mapa, cuando los consumidores cautivos se liberen y los medios no nos vendan formas de vida manufacturadas por la industria de moda, entonces y sólo entonces, nos sentaremos a ver un atardecer en paz.