Recorriendo la historia, desde el momento que el imperio
comenzó su arraigo, podemos ver siempre la misma estrategia a saber: un pueblo
invadido, con su cultura menospreciada, barbarizada incluso hasta demonizada.
En los relatos históricos y desde este
mismo origen podemos apreciar cual es el lugar que le dejan o les permiten a
quienes fueron los libertadores de esta invasión dominadora, esclavizante y
expoliadora. Y en el profundo sustrato al que no nos permiten llegar, el que no
nos dejan ver, siempre el pueblo generando héroes y victimas…esos, los que el
poder, encegueciendo la memoria quieren dejar en el olvido.
Los relatos de la historia difundida están sujetos,
prisioneros y solo según las necesidades del poder, los manifiesta. Como lo
expresa Michael Foucault en “Genealogía del racismo”, cuando habla de la
cultura del conocimiento cientificista, como carcelera de las culturas y
saberes locales. La cultura de las élites dominantes, contra la cultura de la
de los dominados, y que subyace en los calabozos más profundos, en los estratos
más olvidados. Pues allí están muy vivos todos aquellos que lucharon contra esta tiranía.
“…cuando hablo de saberes sujetos entiendo toda una serie
de saberes que habían sido descalificados como no competentes o
insuficientemente elaborados: saberes ingenuos, jerárquicamente inferiores, por
debajo del nivel de conocimiento o cientificidad requerido. Y la crítica se
efectuó a través de la reaparición de estos saberes bajos, no calificados o
hasta descalificados”. Esta es la postura que acepta al Jesús, que solo
repartió panes, haciendo funcional la caridad, no al maestro que
revolucionariamente despertaba la capacidad del pueblo de levantarse contra el
tirano que los dejaba en la miseria. Es por esto que dentro de su mismo pueblo
los cipayos colonizados por el imperio lo entregaron al sacrificio. Mucho
tiempo después ya en nuestras tierras el poder toma nuevamente dimensión de
asesino, diezmando, no solo de Naciones Originarias completas, su cultura
incluso, sus alimentos. Todo esto nos lo enseñan, y muchos todavía lo festejan,
dando la bienvenida a la colonización civilizadora!!!! . Lo que esta prisionero
en estos saberes, es que tal conquista solo fue para enriquecer la corona
española que nada nos compartió, solo el menosprecio, la marginación y las
pestes que traían puesta. Su cultura solo fue cultora de la marginación que marco la grieta entre los intelectuales y
el pueblo, una grieta que devora continuamente la sangre de los verdaderos
dueños de la tierra, los que originariamente nacieron en ella y los que
trabajando, la hacían fértil y dadora de vida, una vida que se supone por una
cuestión de justicia tendría que alimentar y dar cobijo a quienes en ella
viven. Pero no fue así el imperio crece y se empodera con otra filosofía, la de
explotar y expoliar, no la de compartir y fue aquí cuando el poder se puso la
corona inglesa, y lo español paso a ser denigrado, envilecido. Y los mecanismos
de explotación y rentabilidad más extremos.
El esclavo de antes, el trabajador de hoy son el mismo
arquetipo pero ajustado a las necesidades de rentabilidad del mercado, será
igualmente explotado pero él se encargara de sus gastos básicos haciéndolo una
pieza más en la economía del consumo y las ganancias.
Hablábamos entonces de la historia y de nuestros héroes
sepultados por la funcionalidad, y recuerdo el relato de nuestra lucha
emancipadora, la referencia que se hace de un Belgrano venido de Europa, al
igual que Moreno, San Martin y como no Bolívar, todos ellos con los corazones
enardecidos de la pasión despertada por esos revolucionarios eruditos de la
civilizadas metrópolis, que necesitaban liberar a los campesinos para
explotarlos en la industria naciente. Pero no se menciona con el mismo énfasis la
chispa libertadora que encendieron y aún más profundamente en ellos la gesta
del 14 de Marzo de 1781, gesta encabezada por el caudillo Altoperuano Julián Apaza ( más conocido como Túpac
Catari, Túpaj Katari) y Bartolina Sisa,
virreina y comandante de los ejércitos rebeldes a la corona Española en América
(el día 5 de septiembre de 1983, el Segundo Encuentro de Organizaciones y
Movimientos de América reunido en Tihuanacu (Bolivia) instituyó el Día
Internacional de la Mujer Indígena, en honor de la heroína Bartolina Sisa,
valerosa y aguerrida mujer indígena aimara, quien por haberse opuesto a la
dominación y la opresión de los conquistadores españoles, fuera brutalmente
asesinada y descuartizada el 5 de septiembre de 1782). La diferencia de esto,
el saber sujeto, nada más ni nada menos que poner en las mazmorras más oscuras
y lejanas la filosofía de nuestros ancestros, esa forma de vida que engrandeció
a la Nación Inca y que nunca pudo ser encerrada en el corset denigrante de la
organización feudo burguesa, que tenía Europa, el Suma Qamaña (en aymara «Vivir
Bien») está basado en la vivencia de nuestros pueblos, un Vivir Bien que
significa vivir en comunidad, en hermandad, y especialmente en
complementariedad, es decir compartir y no competir, vivir en armonía entre las
personas y como parte de la naturaleza.
“El Suma Qamaña está reñido con el lujo, la opulencia y
el derroche, está reñido con el consumismo. No es lo mismo que el vivir mejor,
el vivir mejor que el otro, a costa del otro. No se busca, no se quiere que
nadie viva mejor. Esta filosofía de vida se basa en que todos vivan bien. Por
otra parte, para vivir mejor se enseña a competir, por ejemplo, para ser el
mejor alumno del colegio, para vender más, ganar más plata, buscar más lujo a
costa de los demás. Robar, atentar contra la naturaleza, mentir, no es Suma
Qamaña. Eso posible-mente nos permita vivir mejor, pero no es Suma Qamaña, ya
que para el vivir mejor, frente al prójimo, es necesario explotar, se produce
una profunda competencia, se concentra la riqueza en pocas manos”.
Suma Qamaña es basarse en el Ama Sua, Ama Llulla y Ama
Qhella, no robarás, no seas flojo, no seas mentiroso, jan k’arimti, jan
lunthatampi, jan jairampi, que son sus códigos principales recogidos también
por la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, el Altoperu
de nuestra historia, de esa historia que entre otros desaparecieron….
La otra razón dejarnos sin arquetipos revolucionarios
propios de nuestra América, solo con los de familias patricias mestizas, esos
que enseñados por los revolucionarios metropolitanos y solo por esto nos dieron
la independencia…
Nuestras raíces se secan si no están vivas y ellas son el
arraigo a nuestra tierra, debemos recuperarlas darles vida con la memoria,
hacerlas nuestras. Los sucesos del relato colonizado nos deja en el vacío
existencial de no tener lideres capaces de expresar nuestra identidad más
ancestral, este marco conceptual nos esclaviza en la idea donde siempre de
afuera llega la solución. Y lo más triste es que este afuera tiene un vínculo
demasiado tanático para que nos libere, solo nos sacrifica, es por este motivo
que al entrar al lugar de fe que nos legaron (permitieron) lo primero que vemos
sea un sacrificado… ese que también lucho contra la tiranía de un imperio que
empezaba su derrotero globalizante, esclavizando pueblos.
En el presente los Jesuses no son despedazados por lanzas
romanas, son despedazados por corporaciones mediáticas que defienden solo sus
intereses vendiéndose como los fariseos al mejor postor (Mega corporaciones,
por fuera de la leyes y los Estados), y al ser destrozados quienes reivindican
el sentido de dignidad, con ellos vuelven al olvido los arquetipos de estos
revolucionarios que trascienden los siglos en espera de esa soñada revolución,
ya que el abuso al pueblo es históricamente el mismo.
No hacen tantos meses nuestra Abyayala encontró el camino del renacimiento
de este cambio y en ese tiempo y nacido por el mismo abuso al pueblo
trabajador, empezó a gestarse el Milagro, el de una organización barrial que
trascendería, por la misma necesidad y lucha, los límites de su barrio para
proyectarse hacia un destino nacional. Nuevamente el neoliberalismo plantea la
misma estrategia, la marginación, el desprestigio, la persecución, sembrar el
odio y la condena por parte de un Estado terrorista que responde y solo
beneficia a los explotadores.
Necesitamos nuestra historia, necesitamos sacar de las
mazmorras nuestros saberes cautivos para que la identidad nos enraíce en la
tierra que nos da vida. Recuperemos la memoria más profunda que nos hace
dueños, empoderados y no esclavos colonos con la violencia nacida de la
individualidad y ahogada por el miedo a decir basta!!!.
Para dejar de ser los “Nadies” de Galeano, que
aguardan esperanzados esa lluviecita que el capitalismo nos roba a trapazos….
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