A continuación el texto que leímos en la plaza y luego fotos (hechas por nuestra fotógrafa, Alejandra Molina y compañeros de La Martina, cuyos nombres figuran en la descripción del álbum, y compañeros de Octubres) y un breve video.
Hablar de #Ni Una Menos es hablar de las mujeres y nuestra
inmensa historia de luchas a lo largo de siglos.
Es hablar de una larga caminata de convicciones y
conocimiento, pero también de desencuentros y encuentros.
Esta es una época en la que debemos desarmar falsas ideas
instaladas en una sociedad que sigue hablando de nosotras sin preguntarnos, que
legisla sobre nuestros cuerpos sin escuchar lo que tenemos para decir.
Mientras luchamos por algo tan básico, como nuestros
derechos (que, convengamos, es terrible que tengan que estar escritos en una
ley, la 26.485) la publicidad nos muestra como “princesas” preocupadas por el
aroma de los pisos y la grasa de la cocina, o como “compradoras irracionales”
que corren con la tarjeta en la mano.
Seguimos siendo caricaturizadas y estigmatizadas por el
sistema comercial y mediático, la cosificación no ha disminuido, de hecho esta
semana el programa de Tinelli, cosificador serial, en su debut, alcanzó los
treinta puntos de rating.
A un año del primer Ni Una Menos, los femicidios siguen
creciendo, pero además no hemos logrado que se deje de hablar de “crimen
pasional” y que se revictimice a las victimas al pretender analizar la
“catadura moral” de la mujer asesinada. Cada vez que desaparece una chica se
dice que “se habrá ido con una novio” como si los que lo dicen no conocieran
las redes de trata y sus vinculaciones.
Se desfinancian los programas de prevención de embarazos y
sexualidad responsable, tampoco se visibiliza la cantidad de mujeres que, por
la violencia de sus parejas, no acceden a métodos anticonceptivos, porque él
sospechará que ella se cuida porque lo engaña. Se conocen casos de mujeres
asesinadas por estar embarazadas, porque se juzga negativamente tanto a la que
quiere ser madre como a la que no. Si tienen muchos hijos es porque los tienen,
si no quieren ser madres es porque no quieren. Tal vez, cuando logremos
erradicar el modelo “romántico” de las telenovelas, las películas, la
literatura “rosa”, donde la violencia machista está justificada, donde la buena
siempre sufre y nos dicen que el amor duele, logremos un cambio sustancial.
Cuando no se implante como modelo de libertad sexual la práctica de la sumisión
y no se inste a la dominación, porque nadie le pertenece a nadie, veamos una
diferencia importante. Porque no queremos más hermanas muertas, porque tenemos
derecho a vivir como se nos ocurra sin que nadie levante un dedo acusador e
hipócrita ante nosotras.
Sabemos que mañana, después de este encuentro, después de
llenar las plazas del país, la realidad no cambiará mágicamente, pero, lo que
sí sabemos que nos fortaleceremos y que estamos haciendo conscientes a los que
vienen después nuestro, pero también a nosotras mismas.
Sabemos que la justicia sigue siendo patriarcal, machista,
conservadora, elitista y seguimos apuntando a que ya no sea así. Porque la
justicia debe existir para todas y todos.
Es por esto, porque la violencia machista mata mujeres, pero
también daña a los varones (un niño que ve la violencia ejercida sobre su madre
lleva ese dolor con él) es que la violencia de género nos atraviesa a todos y
todas, en la lucha por la erradicación de la violencia debemos estar unidos.
Contenernos, fortalecernos, que no quede sólo en las fotos de las plazas, de
las pancartas y los discursos. Hagamos redes, grupos, ayudar y ayudarnos,
levantar la bandera de nuestras reivindicaciones de género y no bajarlas,
lograr que la justicia nos reconozca y respete, que si debemos legislar aún
sobre lo obvio de la soberanía sobre nuestros cuerpos, que así sea y que no se
vete.
Todas las luchas que llevamos a cabo fructifican de alguna
manera, ni aramos en el mar ni cae la semilla en el cemento, porque seguiremos
adelante, como las guerreras independentistas nuestroamericanas.
Seguiremos luchando hasta lograrlo porque somos la esencia
de la tierra, porque mujer es lucha y convicción.
Ni una menos!!!
Guadalupe Podestá Cordero, Agrupación Martina Chapanay de
Psicólogos Sociales.
Octubres San Miguel
La Néstor
Un nuevo San Miguel
No hay comentarios:
Publicar un comentario