lunes, 27 de octubre de 2014

Para los que no las conocen, dos grandes películas de Costa Gavras

Z - 1969
 





Estado de Sitio - 1973
 

Triunfos, luchas y recuerdos.

Por Guadalupe Podestá Cordero

Existen sonrisas inevitables, veo ganar a Dilma y con ella al pueblo del Brasil, y no puedo evitar sonreírme pensando en el dolor de O Globo.
Muchos pueden decir que la mía es una sonrisa un tantín maléfica, pero no. Mi sonrisa es por saber que, pese a todo lo que han hecho, aún hasta el viernes anterior a la elección, no han podido contra ella ni contra Lula.
Los medios concentrados de comunicación son, hoy en día, la infantería de los mega grupos económicos, si esos vampíricos grupos que buscan concentrar su capital sin importar un gramo lo que pase a los pueblos.
Estos grupos mediáticos influyen y hasta llegan a determinar la forma de ver, pensar y sentir de un gran porcentaje de la población. Funciona por la saturación. No es lo mismo ver una noticia manipulada en un medio, que la misma noticia es tres diarios, dos revistas, tres canales de televisión y oírla en cinco radios, repetida, en el caso de los medios audiovisuales, en intervalos de treinta minutos, musicalizada debidamente y con el presentador, si es televisión, acodado en su escritorio y con ceño fruncido, ni les cuento si es antecedida por una placa roja de “Urgente” o “Primicia”.
Lo cierto, es que gran parte del llamado “cuarto poder” tiene dueños y esos dueños no son carentes de malicia.
No hablo, obviamente, sólo de O Globo, hablo de Clarín, Fox, CNN, BBC, y muchas cadenas más, que se espantan cuando alguien le abre las puertas de Rusia Today o la Al Jazeera, o el mismo TeleSur. Como se espantan atacan, pero atacan como perros feroces, de esos salvajes que atacan en manada en los desiertos.
Las respuestas plutocráticas no se hicieron esperar en Brasil, hoy cayó la bolsa, el castigo es evidente, a los gobiernos de neto corte popular se los castiga así, desde la economía. Todo el secreto es crear pánico, pero como cantaban ayer “el pueblo no es bobo…”
Aquí no es la excepción, en el “Coloquio de IDEA”, como cada vez que pueden se han juntado a despotricar, un desencajado Sabsay gritaba “Si es abogada que muestre el titulo! ¡Lo tiene que mostrar!” repetía que “como judío me avergüenza que exista otra persona judía así” refiriéndose al canciller Timerman. De más está decir, o tal vez no, que del coloquio de idea han salido las ideas más retorcidas para favorecer al mercado en desmedro del bienestar popular. No puedo evitar recordar la película “Estado de Sitio” y su asamblea de L’Idée (si tienen un rato véanla, como todo lo de Gavras es para verse)
Hay tanta desesperación en la derecha y el liberalismo de la Patria Grande que no saben por dónde más atacar. Y no se confundan, están todos articulados, si se fijan los discursos, de cada oposición, tienen el mismo contenido, de hecho la misma retórica, el mismo ritmo, en fin, parece que lo escriben sacan fotocopias y cada uno lleva una cuantas para su país. Lo peor es que no estamos totalmente a salvo, ya que ese discurso cala en parte de la población, y se lo ve en el hecho de la repetición sin pensar lo que se dice.
Dar por sentado algo que se vio, se escuchó o se leyó en los medios sigue manteniendo cierta visión tabú de la vida. Así como antes lo escrito en los libros era palabra santa, ahora lo que sale en la tele o la radio se vuelve inapelable, claro, la mayoría no sabe que con un movimiento mínimo se edita un audio o se recorta una imagen. También se ha adoptado el tono “chusma de barrio” para soltar el veneno comunicacional, por ejemplo “sabe Ud. donde fue fulano?... porque yo sé que…” y se echa a andar el rumor, de por si las noticias surgen, en el último tiempo del rumor, ya que los informativos pasaron al rubro “show”.
Lo peor de todo es que se apuesta a crear angustia y miedo, cualquier posibilidad para alegrarse debe ser teñida de oscuridad a fin de que no resulte, ya que si un pueblo está angustiado y atemorizado es más débil y dominable. Aquí debemos prestar atención a la cuestión del poder, los gobiernos están lejos de ejercer el poder, ya que hace muchos años el poder lo ejercen los grandes grupos económicos que deciden el ascenso o la caída de un país o región, cuando surgen gobiernos que buscan, de una mejor o peor forma, disputar ese poder para bien de su pueblo, es asediado, aplastado y condenado. Claro, los antiguos patrones esperan que los estados y gobiernos se rindan, cuando esto no ocurre siempre estará la conspiración y sino las enfermedades terminales o los accidentes.
Nada ocurre porque si, y esto no tiene que ver con designios divinos, sino con las dinámicas que surgen en el mundo, las que son puestas en marcha para favorecer intereses específicos.
¿Qué hacemos entonces? Seguir, pelear.
El triunfo de Dilma, la segunda vuelta en Uruguay con buenas posibilidades para Tabaré-Sendic, el triunfo aplastante de Evo Morales en Bolivia, marcan un rumbo, muestran una búsqueda de los pueblos que se debe garantizar con el esfuerzo de todas y todos.
Hoy, 27 de octubre, a cuatro años del fallecimiento de Néstor Kirchner, en Argentina seguimos la lucha, cada uno desde sus lugares pero juntos en la concepción del país que queremos, con aciertos y errores, coincidencias y discrepancias, seguros de que no queremos matar al otro, aunque el otro insulte hasta quedarse sin fuerzas, porque no es así que se construye.

Seguimos la lucha por Abya Yala (Saben que no me gusta decirle Latinoamérica) y sé que alcanzaremos el triunfo si continuamos con objetivos firmes y claros. Pueden asustarse muchos al escuchar que vamos por más, porque ese más significa más soberanía, más derechos, más inclusión y más justicia para nuestros pueblos. El Suma Causay está en camino y es nuestra lucha hacerlo realidad.

jueves, 9 de octubre de 2014

Los motivos duermen en la memoria

Por Guadalupe Podestá Cordero

Uno puede pensar la realidad pasada desde muchos ángulos, la historia argentina siempre nos permitió mirarla y mirarnos en un ir y volver de imágenes y sensaciones, porque nuestra historia se siente.
Palpar las realidades pasadas desde un hoy es más simple en la definición, porque uno puede volver a ver y sentir las cosas como eran entonces.
En mi caso ese sentir es como un giro espiral descendente. Si descendente.
Hoy, con una película recordé como me sentía en la crisis de 2001, si, en mi vida ese fue un quiebre, no tanto económico como emocional.
Empecemos por el principio. Nací cuando la dictadura del 76 estaba ya declarada, así que siempre tuve esa sensación del pasado velado por el verde militar, como si hubiese nacido en tiempos eternamente nublados y austeros de textura (aclaro que tenía el amor de los míos y que mi infancia no fue triste).
Como se recuperó la democracia cuando tenía 6 años, recuerdo la primavera alfonsinista, y también recuerdo mis primeros festejos de primavera, juntando flores de trébol del fondo de casa y robando flores a cuanta planta hubiese para armar un florero y ponerlo en una mesa en el patio. Ansiaba el sol de la primavera. Los inviernos no me gustan por sus grises tristes, tal vez por como recuerdo los primeros años en un país donde la libertad era una palabra negada.
Recuerdo la felicidad de los míos por la recuperación del estado de derecho, aún el vértigo preelectoral y los actos de campaña, asistir a alguno a upa de mis padres y sentirme pueblo, cantar la marcha a voz en cuello como si tuviese clarísimo la importancia histórica del momento, aunque no.
Tengo más que presente la angustia en casa con el levantamiento carapintada y la rabia de sentir que nos querían cortar las alas que no habíamos empezado a usar.
Entendí, a los 12, lo que nos esperaba con la llegada de un señor que, disfrazado de peronista, terminaba de imponer el plan económico de la dictadura. Es decir, aprendí desde los 12 hasta los 25 lo que implicaba el neoliberalismo puesto en práctica sin pensar en nada, comprender que nada le importaba, a esos que firmaban acuerdos y créditos en nuestro nombre, cuantos niños morirían ese mismo día sumidos en una hambre feroz.
En ese tiempo hacíamos todo lo que podíamos para colaborar, abrimos comedores, formamos frentes políticos que en lugar de pensar la lista pensaban en repartir comida, apoyo y ropa. Mientras muchos seguían en la fantasía de “un peso un dólar” nosotros, en el conurbano buscábamos paliar la realidad dura del costo de esa fantasía del consumismo.
El neoliberalismo tiñó todo, pero todo, aún las expresiones espirituales, el mundo se volvía individualista y posmoderno de una manera atroz, cruel. Lo más granado del racismo salía a relucir y miles compraban un libro llamado “El Atroz Encanto de ser Argentino”, se replicaban por la naciente internet presentaciones de PowerPoint contando lo buenos que eran los demás países y lo caóticos, pobres e ignorantes que éramos nosotros. Claro nos tenían que vender un primer mundo que no existía, que era una escenografía de cartón y plástico sajón pintada de los más chillona y decorada con etiquetas “made in”. Lo triste fue que todo eso fue record de ventas.
Si, a la crisis de 2001 no llegamos de sorpresa, era un caldo que se venía cocinando desde el 55, y ahí es donde todo se cae no sólo en lo contextual, se cae adentro.
El 17 de diciembre alguien me dice “…mirá que mañana se cae todo…”, respondí riéndome porque, pese al ambiente pesado y denso, esas amenazas las había escuchado desde siempre.  “…sacá lo que tengas en el banco…” dijo, y mi respuesta fue concreta “…pelusas tengo! Yo no tengo cuenta bancaria! jajajajaj” No supe hasta un tiempo después que la corrida había sido armada durante unos quince días, acto del cual se ocuparon las empresas y familias más granadas del espectro nacional.
18 de diciembre, hacía calor, mientras chateaba con unos amigos, uno de ellos dice, “se escuchan ruidos, parece que alguien patea tachos…” seguidamente… “Che, pasa marchando gente con cacerolas??!!!” esto me lo contaban mis amigos del centro, después lo sabido, 19 y 20, represión atroz de la mano del sobrino nieto de Tito Luciardo, ruido de un país entero que se quiebra, explosión y rabia, una rabia feroz, dura y caliente.
El estado de sitio y escuchar por radio como la montada le tira encima los caballos a las madres, el odio profundo que despierta ese que le dispara por la espalda a un señor en las escalinatas del congreso y el dolor de saber que esto es por el hambre del pueblo, pero también, por la mano de quien quiso ser presidente y lo anunció en la embajada estadounidense… pensó que no nos enteraríamos nunca…
Y luego de eso, de cambiar de presidentes como de calzón durante una semana, un silencio triste.
Ahí estaba el impacto, estábamos solos de toda soledad. En el proceso de individuación plena del pensamiento liberal, nos fuimos desgajando del planeta y quedamos boyando solos en el espacio como una nave que no tiene rumbo.
Quedamos en estrés postraumático largo tiempo, porque el daño fue gigante y porque sabíamos que iban a quedar absueltos.
El ministro de economía de entonces con ojos saltados (a veces creo que de servilismo y codicia) desaparecía lo más rápido posible y el resto se mandó a guardar calladitos, para que no nos diéramos cuenta.
Recuerdo el frío del alma por la pena de lo ocurrido y, que aunque siguiéramos buscando motivos para reunirnos con amigos, siempre, en el fondo había un dejo amargo de lo contextual.
Me recuerdo discutiendo con amigos porque apoyaba los piquetes y las marchas, porque me tocaba ver lo que ellos no, las caras de hombres y mujeres que habían perdido el trabajo y los sueños, que las casas se llenaron de jefas de familia porque los jefes, sumidos en la depresión ya no sabían que hacer, ver a los chicos vestidos de hilachas y juntar ropa, comida, armar cooperativas para trabajar de algo, lo que sea.
A nosotros, la crisis no nos mató, siempre fuimos independientes, la pelemos, lo que sí dolía era ver a los de alrededor sufrir y leer a idiotas que decían que los pobres son pobres porque no les gusta el trabajo, en lugar de reconocer que cuando vendes tu país te estas vendiendo a vos mismo y que el amo hace con el esclavo lo que quiere.
Para 2004 ya estaba más que descreída, como muchos, me sentía traicionada por el partido al que pertenecí como toda mi familia chica, traicionada por todos los que figuraban en el hacer político.
Costaba  mucho creer que había salida para tanto pozo, porque de verdad era un pozo oscuro. Encima un pozo que no habíamos cavado nosotros, sino que los poderes económicos concentrados, los serviles nacionales, los vendepatrias  habían hecho ese pozo y los ridículos analistas de los medios masivos nos decían que meterse era la solución. Era como decir que entrar con un auto a toda velocidad en un túnel sin salida es el mejor plan para el fin de semana.
Lentamente las cosas empezaban a suceder en 2004 el acto en la ex ESMA y la bajada de los cuadros, dos emociones fuertes para mí. En 2005, por primera vez en toda mi vida, me tocó ver un presidente argentino decirle “no” a un estadounidense, increíble, honorable, el tren contra el ALCA era una novedad que, por supuesto, despertó la ira de los proyanquis de siempre, al igual que la respuesta del presidente argentino.
Cuando me preguntan por qué apoyo este proyecto, la respuesta más profunda es este ejercicio de memoria.
Los que están del otro lado han pasado por todas las administraciones que nombre, han estado metidos en todas aunque ahora hayan sido absueltos por unos jueces para los que la justicia es red que atrapa al bicho chico y libera peces gordos.
Recordar de dónde venimos nos ayuda a elegir con quiénes y cómo queremos caminar hacia adelante.
Porque si visitás Estados Unidos un 24 de marzo no tenemos nada para discutir, si decis que querés cerrar o
privatizar las nuevas universidades nacionales porque las hizo este gobierno no tenemos nada que decirnos, porque si te molesta la AUH, o los PROCRE, o te molesta la moratoria de jubilaciones entonces sabemos que no caminamos juntos, porque si los juicios sobre delitos de lesa humanidad te parecen venganza es que no nos entenderemos, porque para mí, cada paso dado en función del bien común del pueblo es festejable, porque cada desacato a los jueces buitres del imperio (porque no tiene autoridad jurídica para lo que hacen) es un acto de dignidad y soberanía.
Tal vez el mayor problema es la memoria, los que la tenemos intacta sabemos dónde estaba cada uno en qué momento, que cosas decía, que sosa hacía y eso nos da un fuerte filtro para detectar la mentira y un arsenal inacabado de argumentos. Conocemos la historia porque la hemos caminado y sabemos que no estamos ni cerca de tener todo solucionado, pero acordate (cuando alguien te diga que estamos peor o como en 2001) de la soledad y el abandono que se sentía y contáselo para que recuerde, porque los medios fabrican olvidadores seriales y esos son los que se quejan de lleno.

martes, 23 de septiembre de 2014

¿Qué está pasando con la cultura en la cuidad de Buenos Aires?

Por Guadalupe Podestá Cordero

Hemos oído que en la cuidad de Buenos Aires, la administración gubernamental, está cerrando centros culturales, algunos de ellos permanecen haciendo actividades de resistencia a dicha operatoria. 
Comprendí hace tiempo que para el PRO, cultura parece ser sólo el área de recitales (solo de los muy convocantes), el B.A.F. y en algún punto el BAFICI y el concurso de Tango.
Entre la noche de ayer y el día de hoy, llega a mis manos, de parte de una amiga muy querida una carta en la que me cuenta que se cerrará una biblioteca pública en Lugano 1 y 2, se cierra porque no han querido reparar el lugar que lleva muchos años en la comunidad y que ha sido sede de múltiples actividades culturales gratuitas para la comunidad.
Puede que se piense, desde la administración, que una biblioteca infantil no es crucial y eso puede sólo pensarse cuando no han faltado recursos para hacerse de libros o cuando simplemente no les interesa la actividad cultural en los barrios. 
Para muchos, las bibliotecas y los centros culturales son nocivos, porque en ellos la creatividad corre como agua y no es bueno que los que menos tienen puedan ejercer el maravillosos arte de crear porque eso los despierta al sinfín de posibilidades que tienen dentro de si mismos.
Un niño o niña que crece con libros a su disposición es alguien que crecerá con un mayor conocimiento, pero también será alguien que tendrá una imaginación inatrofiable por el intoxicante mundo mediático. 
Parece que el proyecto no toma en cuenta el trabajo de quien dejó 25 años de su vida en esa biblioteca, porque la instan a jubilarse, a irse de un lugar al que ama, para las personas que administran, el amor que pone una persona en ese lugar no importa, se cierra y listo.
También cerrarán otras, dejarán a Lugano sin bibliotecas, es decir cierran puntos de libre acceso al conocimiento y diversión en la zona sur de la ciudad ¿Es casual?
Pensemos esto porque la cultura popular no tiene, al parecer, espacio en ese Buenos Aires que nunca llegó a "Estar Bueno" (el slogan de por si devela su poco amor al idioma,  y me refiero a la mala redacción recurrente en sus promociones), también les pedimos a quienes residen en la cuidad se acerquen para ayudar a impedir que se cometa este acto de injusticia.
Les dejo la Carta de mi amiga Marta Barcia, de la Biblioteca Infantil Alvaro Yunque:

En la ciudad de Buenos Aires, específicamente  en el barrio de lugano 1 y 2 complejo habitacional de grandes características y población funciona una Biblioteca Infanto Juvenil desde hace 25 años dependiente del GCBA que brinda servicio gratuito de préstamo a domicilio, que cuenta con 5110 volúmenes de variada temática,  con 2008 socios y fue formadora de iniciar a primeros lectores a corta edad y que hoy ya son profesionales y traen a sus hijos. Hace un tiempo comenzaron unos problemas edilicios a causa de perdidas de agua provenientes del consorcio del edificio 28 donde se encuentra  esta btca, por algunos departamentos a reparar, esto ocasionó un importante deterioro por lo cual hubo que cerrar para su reparación que por desgracia nunca llego. En el día de ayer sin ninguna explicación se procede a iniciar el vaciamiento del predio comenzando por el mostrador y siguiendo próximamente con el resto argumentando que por decisión de la Sra. Directora General Alejandra Ramírez la btca iba a dejar de funcionar definitivamente, tamaña sorpresa y disgusto para mi que estoy al frente de este lugar hace 25 años. Estamos viviendo un momento muy difícil lo se, pero como entender que un funcionario decida asi porque si, no hacerse cargo de poner en condiciones nada menos que una Biblioteca Infantil donde por supuesto no cuentan intereses ni rivalidades políticas, donde el compromiso no se cumple, donde la gente no se sabe que lugar ocupa en la tabla de posiciones cuando la decisión pasa por la voluntad, el respeto y dos latas de pintura, un poco de enduido y mano de obra. La decisión no va de la mano con el slogan del gobierno...BUENOS AIRES VA CON VOS, me parece irrelevante publicitar de ese modo y que en la práctica funcionarios tomen decisiones tan adversas. La red de bibliotecas del GCBA cuenta con 33 edificios y si esto comienza hoy así no quiero pensar como termina dado que son varios los edificios en cuestión, si se decide restar no vamos por buen camino, si miramos para otro lado habremos pasado por la vida cosechando solo criticas y mal desempeño matizados con falsos discursos, S.O.S para la cultura, estamos a tiempo de abrir los ojos, ver lo que pasa y no lo que nos quieren mostrar y sobre todo defender los derechos de todos, tal vez el jefe de gobierno no sepa lo que pasa a su alrededor, bueno es hora que se entere.-

MARTA ELENA BARCIA

BIBLIOTECA INFANTIL ALVARO YUNQUE
SOLDADO DE LA FRONTERA 5210
BARRIO GRAL SAVIO CABA

jueves, 21 de agosto de 2014

Micro y Macro, qué hago con la historia.

Por Guadalupe Podestá Cordero




Los humanos vivimos una historia micro, la personal, la propia, esa historia que nos hace ser quienes somos, compuesta de una prehistoria -que es la historia familiar- y un presente que es la historia que hacemos desde que salimos de la panza de mamá.
Siempre se ha procurado entender a cada persona con su historia, comprender sus atravesamientos y experiencias, pero, inevitablemente, hay una pieza faltante. Así revolvamos en el universo vincular de esa persona o de ese grupo, hay piezas faltantes.
¿Qué pensamos cuando nos paramos frente a la idea de “la historia”? Cada uno tiene una, la llevamos en nosotros, la hacemos a cada momento, pero la realidad, es que, cuando hablamos de historia nos parece algo grande, inalcanzable y sobre todo larguísimo.
¿Podemos pensar la historia de cada uno de nosotros como un hecho aislado, como un algo súbito en el latir del universo? ¿Hemos sido generados, acaso, sin un contexto histórico social?
Cuando nos toque mirarnos al espejo de los ojos del otro, deberemos entonces, evitar ver la historia en común, si somos coetáneos esquivaremos pertinazmente los recuerdos generacionales. Olvidemos las modas, los ciclos, los hábitos, los lugares que ya no están, no preguntemos si fuimos a tal o cual colegio, evitemos el “…Te acordás de…”.
Una vida es una historia tejida por miles de otras, una historia humana nace de otras, y es más la historia de ese bebé o esa beba que nacen, surge de los motivos, razones, motivaciones y circunstancias de quienes cumplan el rol de padre y madre orgánicos (ya que los de crianza pueden ser otros, y también la historia de estos conforma la historia base del niño/a).
Cuando nos planteamos sumergirnos en la historia del lugar donde nacimos y donde vivimos, del país,  debemos recordar que hay historias e historias manipuladas, pero que todas ellas nos tejen.
La mayoría de los padres han trabajado para alguien, hasta que han podido independizarse, las leyes que los protegían como trabajadores nacieron por el esfuerzo, la lucha, de alguien o de un grupo de personas, la lucha obrera no nació como un hongo en el cantero húmedo, cuando miramos al pasado encontramos claves de nuestra propia historia y en ello está la clave fundante de la identidad de cada uno y de allí el tipo de vínculos que se establece con los demás.
La historia no aburre, asusta, y asusta porque a alguien le importó que asuste.
Aquello que nos da miedo será esquivado, borrado, expulsado del pensamiento.
“A mí que me importa lo que pasó en la conquista, yo nací hoy” escuche una vez en el colegio, claro, el nació de los conquistadores, se comió el cuento de que por blanco estaba salvado y listo, porque en un mundo global no hay necesidad de pensar en el origen, pero cuando le tocó cruzar el mar para ir a la tierra de su bisabuelo, se encontró con que era un negro sudaca más del montón. ¿Y entonces? Entonces tocó comprender que los invasores nos seguían viendo igual, como subhumanos que existían para servirlos. Empezar a ver la diferencia entre la inmigración de trabajadores y campesinos que huían de las guerras o el hambre y los conquistadores, venidos a invadir y saquear para la corona y para sí mismos.
Comprender que no somos una brizna ajena a la historia es complejo. Nuestros hábitos tienen una raíz histórica.
Si tus abuelos huyeron del hambre de posguerra entonces no te permitirán dejar nada en el plato y guardaran para mañana, porque puede no haber. Cuanto abuelo o abuela español pedía que la tortilla se vuelva, y vos dirás que no sabés lo que es… “cuando querrá el dios del cielo que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos coman mierda” dice la copla  que enfurecía a patrones y reyes.
O tal vez te fascinaste con una nueva expresión de espiritualidad, a la que si desmenuzas, descubrirás que está llena de modelos rituales ancestrales, pero ¿Cómo comprender esas formas rituales si no conoces el contexto socio político y económico de ese momento?
Moreno, Jacob Moreno, decía que el “Yo” es una formación sociocultural, es decir el sujeto no es sin su historia.
Cuando, en nuestro país, una persona que fue apropiada (alguien que fue robado a sus padres por los genocidas y entregado a personas elegidas por ellos, con la consecuente falsificación de su identidad) recupera su nombre y toma contacto con su prehistoria, suele ser que descubre la razón de ciertos gustos personales y la masa germinal de sus inspiraciones, pensares y haceres. La historia es la validación de quienes somos.
Pero ese contacto no es simplemente con lo que hace a nuestros lazos sanguíneos, hay información transgeneracional, generacional y actual que conforma nuestros atravesamientos. Frente a esto no podemos evitar volcar la mirada al quehacer grupal.
El grupo (cualquiera sea) está atravesado por las vivencias particulares de quienes lo componen, eso forma un tejido de sentido que impregnará el hacer, tanto el hacer constructivo como el nocivo. Digo, las adicciones comienzan con un contexto social, familiar y vincular determinado y, por ejemplo, no es lo mismo analizar el alcoholismo en 1960 que durante la crisis de 2001. Porque las circunstancias son diferentes.
No podemos analizar la violencia en Missouri sin conocer la historia del racismo estadounidense, ni podemos hablar de trabajar con grupos pertenecientes a nuestras naciones ancestrales si ni siquiera sabemos cómo era el continente antes de la invasión española y como fue después de ella, en la conformación de nuestra patria grande con sus repúblicas.
Como hacemos para sanar el tejido social si no sabemos cómo es la rotura, ni cuando se inició. Tal vez ni siquiera se tome en cuenta la cantidad de divisiones que aún mantenemos en nuestra sociedad. Cuando el otro es tan otro que no me puedo ver en él y ni siquiera soy consciente de que compartimos el mismo presente y la misma génesis histórica ¿Cómo lo ayudo? ¿Cómo ayuda un aculturado a otro?
Lo que somos está determinado por nuestra microhistoria que está atravesada y enmarcada por una macrohistoria que es de todos.
Aprender a relacionar es la vía más efectiva para poder comprender el vaivén de la dinámica grupal, ya que nadie surge en blanco.
Hace mucho había una revista, que no era de mi agrado, salvo por el título, se llamaba “Todo es Historia”, y si, aunque se empeñen en evitarlo, es así. Porque tu historia, más la mía, más la del resto hace la historia de un país, que sumada a la de los demás hace la de un continente que unido a los otros hace el mundo.
Comprender el macro para ver lo micro, es un camino útil para no ser devorado por el globalismo mentiroso de la historia inventada.
Saber quiénes somos nos hace fuertes y si además sabemos de qué venimos, mejor.

Vernos en el espejo del otro y salir andando para poder sanar las distancias es una inmensa clave, porque cuando un pueblo ignora su historia camina hacia la enfermedad de la eterna dependencia y de ella al fin hay un paso mínimo.or guadalupe pdestá Cordero

jueves, 24 de julio de 2014

Gaza

Por Guadalupe Podestá Cordero

Gran dolor causa la muerte indiscriminada, gran pena la gran herida abierta en el Oriente Medio por los dueños de las armas y el dinero.

Ayer escuchando un testimonio sobre la muerte en Gaza, no pude frenar mis lágrimas ni mis manos. 

Comparto humildemente este puñadito de sentimientos con ustedes, pensando en ese pueblo que sufre y muere, esperando que un día en esta casa planeta se deje de matar, antes de que nadie quede.




¿Quién jugará cuando pase el terror? 

¿Quién mese las arenas, quien canta las canciones, cuando el dolor amanece entre las piedras? 
¿Con qué cara mirarás a los tuyos después de matar? 
Mañana cuando descubras que en nada es distinta tu mano asesina a la mano de aquellos a los que señalaste ¿qué harás con ella? 
Bailarán tus pies sobre los cuerpos y las ruinas mientras muere tu fe en el desierto...  
Quizá, cuando los rostros te busquen en la noche, cuando la mejor almohada y las medallas no logren silenciar el llanto de tus víctimas... 
¿Comprenderás quizá,  que tu mano alzó las sombras sobre miradas tristes para beneficiar a los dueños de las armas y el dinero? 
Será entonces que al amanecer verás las ruinas y el suelo rojo de sangre y dolor y entenderás que matando a otros te mataste sin saberlo. 

23/7/2014
mientras siguen bombardeando Gaza

lunes, 23 de junio de 2014

Los 28 años

Por Guadalupe Podestá Cordero

(el video que sigue a esta nota tiene de fondo "Para verte gambetear" de La Guardia Hereje, lo más lindo que se podía elegir para esta nota)

Ayer se cumplieron 28 años, 28 años del momento en que entendí lo que era la pasión popular, 28 años de comenzar a amar el futbol.
Una tarde de junio de 1986 Argentina jugaba contra Inglaterra, cuatro años después de la guerra, la lectura solamente deportiva era imposible. Pero, a los 9 estaba empezando a mirar el futbol más detenidamente.
No era un hecho aislado saber que jugábamos contra “los piratas”.
Pero, repito, a los nueve, si bien veía futbol desde muy chica, si bien ya era bostera, aún esa pasión que quema gargantas no había sido develada ante mis ojos.
Después de “la mano de Dios”, salgo al patio porque iba a buscar no recuerdo que… silencio en el barrio, todos escuchando o mirando el partido… de pronto un grito desgarrado, eufórico, el mundo se volvió grito, toda la manzana gritaba y sobre las voces, la de mi abuelo Rodolfo que fue tan fuerte que me hizo caer sentada en el patio…
Recuerdo el sol de la tarde, que calentaba apenas el aire de junio, y recuerdo sentir el calor de la euforia del grito comunal en el alma, para no gritar ese gol hay que estar congelado por dentro.
Volví corriendo justo para ver la repetición y enamorarme para siempre de esa gambeta y esa zurda, volví para ver la repetición y la guapeza del pueblo contra el imperio (me importa poco si a alguien le disgusta el traspaso del hecho deportivo a la lectura política, porque el ser no puede escindirse de su contexto sociopolítico) Me enamoré de la posibilidad de que el tercer mundo baile al primero hasta marearlo y vencerlo.
Cuando alguien me pregunta cómo me puede gustar volver a ver a Maradona jugando en viejas grabaciones, o por qué lo rescato si tuvo tal o cual posición o mirada, se olvidan que con él gritamos de felicidad, se olvidan del llanto de miles después del 94, esos que preguntan no comprenden el amor del pueblo para el que simboliza el renacer y la lucha, el simbolismo arcaico del que gambetea contrarios como si fuesen los problemas, el que se pregunta por qué lo defendemos no comprende que muchas veces las alegrías llegan de formas inesperadas, pero por sobre todo no comprende en qué contexto se dio ese gol.
Recuerdan? Habíamos recuperado la democracia, se acababan los años de plomo, empezábamos a construir una Argentina distinta, con ausencias, dolores, identidades robadas, salir de la oscuridad y el horror llevó mucha sangre y tiempo. El pueblo comenzaba a comprender lo que nos habían ocultado (y aún no lo habían hecho del todo)…
Nadie me puede quitar esa euforia del corazón, y por esa euforia que me regaló (como a todos) y por esas gambetas en la cancha y en la vida, por eso de nunca mentir el origen y hacerse fuerte desde ahí, por todo eso nadie me hará pensar que “el Diego” es mufa.
Mi familia, mis dos abuelos (Américo y Rodolfo) mi papá, mi mamá, me enseñaron a sentir el futbol y me dieron el gusto por jugarlo (si, lo jugué…) pero Maradona me hizo amarlo, porque esa selección exorcizó ante mis ojos la oscuridad dejada por el mundial 78 (teñido por el olor de la muerte).
Nadie podrá decirme que alguien que hace eso es mufa, porque mufas enserio son los mercaderes que se robaron y roban el juego, los que viven de explotar los suelos de los que van a probarse y luego los venden como carne. Mufas son los que le sacaron la pasión al juego, los que borran el amor por la camiseta, los que se sirven de los violentos y por eso los bancan (es decir los que nos robaron los estadios).
Amar el futbol no es sumirse en “el opio de los pueblos”, es abrazarte a gente que no conoces para festejar un destino común, es hermanar gargantas para cantar juntos por una vez con ese que tal vez no volvamos a cruzar, es compartir la pasión y la euforia del que siente que ha hecho el gol junto con el que define, con ese goleador o no, con el que ha sufrido el recorrido.
En la interminable gambeta del gol a los ingleses temblamos todos, sufrimos todos (aún yo en la repetición) vimos ese tango bailado en territorio hostil para pintarse para siempre en la memoria con el dulzor de la victoria.
Veintiocho años de escuchar el relato pintado que nos pone aún la piel de gallina y saberse parte de ese pueblo que gritó y festejó.
Esto también es identidad.
Sigo viendo futbol, sigo gozándolo, pero extraño las gambetas, el juego virtuoso, el potrero puesto en el juego grande. Pero sigo viéndolo, y leyéndolo atravesado de realidad contextual, no me gusta hacerlo de otra forma, porque los que están adentro de la cancha son seres atravesados por la misma realidad, porque viven en el mismo planeta y muchos rescatan su origen y hacen brillar su pertenencia.

El gol de Argentina (de Messi pero de Argentina) no fue porque Diego se fuera, ese gol nació de la construcción colectiva, eso que aún seguimos buscando, una construcción colectiva que el adversario no pueda partir, como en el país, como en la Patria Grande, así, entre todos, con el corazón, la cabeza y las gambetas hasta la victoria.

miércoles, 4 de junio de 2014

Lo partidario. Agitando los temores oligárquicos.

Por Guadalupe Podestá Cordero

“Banderas en tu corazón.
yo quiero verlas
ondeando luzca el sol o no.
banderas rojas, banderas negras,
de lienzo blanco en tu corazón.”
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Siempre que se habla de política se asocia necesariamente con lo partidista, la política partidista no es más que una parte de la gran entelequia macro llamada política. Es decir que cuando alguien juzga al hacer político por el hacer partidario, está juzgando al todo por la parte, es decir se está perdiendo el resto del elefante, porque sólo ve un ojo.
El hacer político, es el hacer cotidiano de cada uno de nosotros, todos nuestros vínculos, aún los sanguíneos son vínculos políticos y esa vincularidad es la que permite que lo relacional y lo dialógico funcione para bien o para mal, según sea la intención de los interlocutores.
La estructuralidad del pensamiento está enmarcada en el trasfondo ideológico con el que crecimos, y el hacer político cotidiano no es más que el reflejo en el mundo concreto de esa estructuralidad ideológica, para que quede más claro, es una cuestión ideológica que la sopa se haga con fideos, avena o sémola (también es ideológico que haya omitido el arroz)
Ahora bien, el partidismo implica la pertenencia a un sector en el que el horizonte ideológico es de alguna forma afín, es la visión de lo colectivo con respecto al reflejo de los ideales personales y grupales en el mundo.
También la pertenencia partidaria tiene que ver con una identificación matricial con los primeros tiempos, ya que en la madre, el padre o los abuelos, está identificación o la negación de ella existe y la mamamos junto con los alimentos y las primeras experiencias del mundo.
Que luego rompamos o no con ella tendrá que ver con la movilidad estructural interna de cada uno de nosotros.
La pertenencia o no es una elección, pero una elección que no siempre es consciente, uno no se siente de golpe radical, liberal o marxista. Uno no amanece peronista, comunista o socialista. Hay cosas profundas que nos acercan a determinadas visiones del hacer colectivo en el mundo.
Aceptar la pertenencia propia y que deje de ser tabú conlleva darse cuenta de que esa pertenencia no culmina en la eliminación de la propia vida, pero también que no nos importa el señalamiento acusador por parte de otro.
Cuando el otro nos dice ¿Vos sos peronista? O “…claro uds los troskos piensan así” o “Y, radical, qué querés” no lo dice desde una no pertenencia, sino desde esa pertenencia tácita que oculta para jugar a una imparcialidad que no existe, una mentida imparcialidad que deja a ese en el rol de observador inmaculado que juzga sin comprometer el cuerpo.
Para muchos, reconocer la camiseta desmerece la labor intelectual, como si el asumir la identidad y humanizarse nublara la capacidad analítica, como si ese extremo de lejanía que tanto se empeñó en sustentar el racionalismo nos dejara a salvo el engaño.
Pero si no juzgamos la pertenencia a un cuadro de futbol, ¿por qué si la juzgamos en un partido político?
Las pertenencias partidarias implican conciencia de clase, incluso conciencia étnica, nuestro país no paso por el bipartidismo propiamente dicho, el partidismo argentino es variopinto y esto nos da la posibilidad de libre identificación personal. Pero innegablemente hay pertenencias que se juzgan más que otras y eso involucra el hecho de como vemos al otro.
Incluso esto se refleja dentro de los mismos partidos y movimientos, hay radicales de Alem y de Irigoyen, personalistas y antipersonalistas, alfonsinistas y otros, radicales de F.O.R.J.A y de otras corrientes. Hay peronistas de derecha, de izquierda, de pelo fino, peronchos y perucas, filo peronistas y anarco peronistas, de la tendencia y de la lealtad (y un gran arco de identificaciones dentro del movimiento). Hay comunistas de cuatro congresos distintos más el extraordinario, estalinistas, maoístas, revolucionarios. Socialistas de distintas extracciones. Como verán las líneas internas en partidos y movimientos son innumerables, cientos quedaron fuera, sino no termino de contar.
Las izquierdas son estigmatizadas salvo que se identifiquen con el centro, las derechas también salvo que digan que son de centro, pero el centro es la nada, porque en esto se es o no, se está o no, nadie pone medio cuerpo en un comité y el otro medio en una unidad básica a quince cuadras.
Identificarse es un hábito común en los humanos, por la simple razón de que da una sensación de organicidad y organización del mundo interno en relación al contexto externo social. Es decir, nos deja el cuerpo acomodado para hacer frente a lo que viene, y nos da sensación de contención y claridad.
En ese proceso se mezclan amores y desamores, visiones y contravisiones, esperanzas y desengaños. Entonces la ideología profunda, la que anida en las entrañas aflora, sea la elección que sea, aflora frente a un lenguaje común, que favorece esa identificación “hablemos a lo peroncho”, “nosotros los irigoyenistas”, “eso no es pro”.
A los defensores de lo apartidario, les espanta la identificación con un colectivo humano determinado, porque en soledad, el individuo es más vulnerable a la programación de los modelos de explotación (desde épocas inmemoriales), a los defensores de la antipolítica (sin partidismos, solo antipolítica) les espanta el hacer político de la cosa cotidiana, porque implica que el consumidor deja de ser pasivo y comienza a elegir, la elección de uno solo es peligrosa, calculen la de un grupo que se identifica en el horizonte del hacer, así fuese apartidario, pero el hacer social, asusta, por eso en la dictadura 76-83 también se buscó la eliminación del fomentismo, las sociedades de fomento, no eran partidarias, eran organizadores del barrio y de la vida en común, entonces fueron riesgosas porque una comunidad organizada es difícil de penetrar y separar.

Entones, ahora que hemos hecho este caminito, antes de espantarte porque otros se identifican con remeras, pecheras, discursos o lo que sea, pregúntate a quien le sirve que no entiendas, a quienes les sirve que no participes, a quien le sirve tu no identificación interna con un colectivo o varios. De esa forma y sólo así la elección que hagas como persona será un auténtico acto de libertad política. El resto es cascara.

martes, 27 de mayo de 2014

SIN PUEBLO NO HAY REVOLUCION.

Recuperación identitaria.


 Por Susana De Luca

Desde la colonización hasta acá, el pueblo Latinoamericano aprendió algo, “el invasor se apodera robando, desde la violencia, y la recuperación se hace por “la fuerza””. La dialéctica queda establecida no por el invadido sino por el invasor. Nuestro pueblo es víctima, desde siempre, de violencia, en la posesión de las vidas, al cosificarnos, en el acaparamiento de los territorios y riquezas, violencia para desmemoriarnos de nuestras tradiciones y fe, poniéndolas en el lugar de barbarie. Violencia en aculturizarnos, en la idea de que nuestro arte es inferior y la violencia mayor cuando nos muestran como los violentos, demonizando la lucha al defendernos de su violencia.
Esto es histórico se reitera a través del planeta y de los tiempos, en todas las culturas que siendo parte de un territorio con riquezas, termina siendo esclavo de un explotador, y por este motivo también pierde lo que lo identifica, sus valores, el ser mismo.
Nuestras comunidades eran formando parte de la naturaleza, en comunión con ella y su comunidad, es por esto que para nuestro pueblo el vínculo con su comunidad sea parte de su identidad, es la ideología más profunda, la pertenencia. Y es por esto que la trascendencia de los festejos populares, siendo la combinación de dos fuerzas tan movilizadoras, como la reunión del pueblo y el mantener vivas las tradiciones, los recuerdos, Su ancestralidad.
Rememorar, las luchas y las victorias, recordar a sus héroes. Tener presente en esa unión humana, las razones de la lucha que significo su presente.
En nuestro país los apropiadores, poseyeron los mejores territorios, y de ellos nos corrieron “Con la espada, con la pluma y la palabra”, imponiendo normas que nos barbarizaban, para ellos tomar el lugar de cultores, y desde estas perdernos del rumbo de pueblo libres, para marginalizarnos en el de individuos semicoloniales.
Por esto es tan importante el pasado 25 de Mayo, porque los verdaderos “Dueños” recuperaron su lugar, por encima de la limpiante ideología oligárquica, de plazas vacías, de pasares, de reuniones individuales y sin pasión. De esa Cuidad prolija y culta a la europea, elitista y subhumana.
Y a esa historia, que nos hicieron creer de una antigua época de Mayo, señores con paraguas y señoras de grandes peinetones seguidas por sus negras, mostrando a los ocupas como promotores de una revolución en la que nada tenían que ver, y haciendo a un lado, cuando no, al pueblo y sus voceros, los verdaderos próceres, los olvidados, los ninguneados; pueblo y próceres en la misma forma marginalizados de una historia y con ella en el olvido. En ese olvido tirano que come vidas en el transcurso del tiempo, las vidas de los originaros que masacro Roca, las vidas de todos los que lucharon en tantas guerras por mantener vivo el recuerdo de la Patria Grande “Nuestra ancestral Abiayala”.
Y es esta lucha la que revive, la que le da sentido a la identidad, en esa comunión del pueblo con la vida, desde su pasión multitudinaria, porque este 25 la plaza fue “tomada” por un festejo eterno, glorioso sin tiempo y de todos los tiempos, de muertos por la convicción del ideal, como lo fueron los asesinados, en ese genocidio que de manos de sus milicias concreto la oligarquía, en aquel 16 de julio del 55. Para dejar bien en claro de quienes era el poder, ese que se impone “a los tiros, con el estruendo de las botas” por eso no tenemos que olvidar, mucho menos minimizar, porque es esta plaza la mejor relatora de lo que significo reconquistarla, siempre fue la reina que nos quisieron “jaquear”, desarraigando a su dueño natural de su lugar de encuentro, donde reclamar, donde festejar.
Y aun, los que al grito de “Alpargatas si, libros no”, toman la plaza para poner límites a los intelectuales cipayos. Es ese pueblo que se defiende en la plaza, gestando y generando revoluciones y apoderándose de sus derechos, los que los dignifican.
Como ha dicho John William Cooke “esta frase solo puede ofender a intelectuales que escriben libros que valen menos que una alpargata. Esta frase tan chocante tanto para troskos como Liberales (suelen pensar igual bastante seguido) se refiere a los intelectuales que escriben de espaldas al pueblo, esos letrados apátridas que ponen su pluma al servicio de los capitales extranjeros o en su defecto al de los cipayos que juegan siempre mirando a Europa. “Alpargatas si Libros no” significa un rotundo si a la educación pública, significa que si mi padre no pudo acceder a la educación universitaria yo si podré hacerlo porque el modelo de país que defendemos va en ese sentido, igualdad y equidad, policlasista sí, pero con oportunidades para todos, comprendiendo la real idiosincrasia del ser Argentino y sin consignas importadas típicas de los trozkos colonizados”. 
Como no va a ser tan sentido el festejo, como no  nos vamos a sentir representados en esa masa multitudinaria que festeja sus luchas, siempre fue un gran “sacrificio” que el pueblo llegue hasta su corazón, a esa plaza usurpada por nuestro tirano, y adueñada para su deleite mezquino, porque el pueblo no se olvida que pago con la sangre desde los tiempos históricos de Mendoza en su fundación de “Santa María de los Buenos Aires” y el lugar que le dejo a nuestro pueblo, un pueblo que desde su raíz filosófica de vida fue humano con los conquistadores y ellos fiel a la suya los exterminaron, desde allí la sangre fue el precio que pago el pueblo por la recuperación de la plaza, por ese lugar tan necesario para la comunidad, por eso la gran emoción que se manifiesta cuando este pueblo la hace suya, la posee como a una hembra, y apasionados se disfrutan, se gozan en una interminable lluvia de fuegos.
  

2014.


Identidad

Por Guadalupe Pdestá Cordero

¿Que nos define? ¿En qué punto nos vemos a rostro real, lavado, puro? ¿Por qué se vuelve más verdadera la noción de pueblo después de la distancia?
Desde siempre nos acunan las voces de los nuestros sin darnos cuenta, sin que lo notemos. Vienen rolando en la sangre los sonidos más lejanos para marcar el alma que vivirá la humana experiencia de probar cuerpo en  tierra.
Cuando miramos los ojos de ese que nos cruza, miramos a millones de otros con sus miedos, sus patrones, sus ideas, los fuegos y aguaceros de la existencia. Miramos la historia en retrospectiva y en miniatura.
Las caras de los niños, esas caras son caritas que tejen la historia cada vez que una idea surca sus cabecitas, las manos de los ancianos que cuentan historias grandes e inagotables, tejidas en el tapiz del tiempo por las manos de alguna vieja artesana.
Agüitas de la vida que corren en los sueños, la identidad se construye en el diario vivir, pero también en la repetición milenaria de ciertos actos, en la forma de hacer comida y en la forma de comerla.
Alguna vez, Jacobo L. Moreno, dijo, que Dios es una obra incompleta que requiere del teatro de la humanidad para completarse, ese es el ejemplo más acabado de la construcción de la identidad popular que pude encontrar hasta ahora.
La identidad de los pueblos se construye con el devenir de su historia, pero también con la vuelta a la raíz, todos tenemos raíz, nadie es clavel del aire, y cuando la raíz es negada, borrada, combatida, desaparece ese brillo profundo que nos da vida, porque la vida fue tejida desde ese exacto punto y tomando en cuenta que esa raíz es hija de otra planta ya crecida.
Los pueblos van completándose cuando son capaces de mirar a los ojos de sus hijos sin temor ni vergüenza, cuando esos hijos e hijas sacan pecho y ponen cuerpo a las ideas, porque las ideas sin cuerpo son solo eso, idea, reloj sin agujas que no marcará ningún tiempo.
Así como la identidad se construye hay quien la deconstruye, quien la destruye, la cambia, la segmenta.
Cuando no sabemos de dónde y por qué venimos, cuando no conocemos el fuego que nos horneó vasija que contiene la conciencia, cuando miramos deslavadamente la propia historia y los pasos se pierden en el pasillo del tiempo ahogados por su propio eco, es, entonces, que los pueblos se debilitan y caen.
El neoliberalismo fue una feroz máquina de demoler identidades, una más, porque los poderes fácticos del mundo, los dueños de los bienes (dueños a la fuerza) necesitan de identidades comodity para no ser estorbados, necesitan que desconozcamos el rumor antiguo de las voces que forjaron nuestra sangre.
No hablo aquí de razas, hablo de pueblos, los pueblos son plurietnicos, los pueblos son plurinacionales, los pueblos simplemente son, pues se arman con el tiempo.
No basta con abrir los libros y sentarnos a discutir, tenemos que caminar esa historia, la nuestra, desde el presente hacia el inicio, para poder encontrar las herramientas para construir lo que soñamos para mañana. La historia no debiera leerse sino encarnarse, buscar en el interior de uno, allí donde las luces del pensamiento colonial no han llegado, para encontrar el rostro que nos dio pie para sostener nuestra forma de vivir y pensar, y detrás de ese rostro encontrar los rostros que poblaron la protohistoria de cada uno y del propio pueblo.
¿Se preguntaron qué pies bailan cuando ustedes bailan? ¿Por qué me levanta más el tambor que el piano, por qué el charango más que la gaita? O viceversa, claro.
En la semilla de nuestras elecciones duermes aquellos millones que debieron caminar juntos para que naciéramos, y como sujetos históricos esto debería empezar a pesar, porque hacemos y escribimos la historia por lo que sentimos que somos. De esa misma forma militamos, comemos, bailamos y demás, la identidad se expresa en cada acto acometido por cada uno de nosotros.
Lo maravilloso de este mundo sigue siendo esa cosa variopinta que es la cultura popular del mundo, que, a decir verdad, dista bastante de la que las oligarquías nos muestran. Dista porque las realidades son otras y los resortes que impulsan la creatividad son diferentes.
Porque los pueblos no se hacen de añorar al invasor sino de reconstrucción y transformación, pero cuando esos procesos no contemplan la completud de las pinturas que conforman el pasado y la raíz, entonces son procesos incompletos.
Latinoamérica (AbyaYala como me gusta a mi) sufrió y sufre procesos de aculturación desde 1492 hasta acá, porque a los que buscan digitarnos la vida, nuestra identidad les molesta. Las oligarquías que anidan por estos lares del sur, gustan de negarnos la cultura, nos llaman con toda clase de apelativos de desprecio, todo lo que no entre en el pequeño molde de lo, para ellos, aceptable, es anómalo y por lo tanto condenable.
Cabecita negra, cholo, negro, paragua, bolita, aluvión zoológico, la merza, los grasas, la negrada, peroncho, choripanero, planero, villero, murguero o artista con identidad política, para ellos todo es reprobable, porque cada pizca de identidad reconocida es una pizca de libertad construida.
No sé cuál fue la motivación de fondo para escribir así. Se, que tiene que ver con que desde hace días mi identidad se revuelve otra vez en busca de una raíz más profunda, porque hay caminos para andar, siempre más nuevos, siempre más profundos, siempre con maravillas y sustos. Pero a decir verdad, el viaje de reconstruir esta identidad pluriétnica es algo que como pueblo nos debemos.

Es esencial para un pueblo fuerte, reconocer todas las partes de su identidad, hacer visible a cada nación que compone su origen desde el inicio mismo, América Latina debe avanzar hacia un pensamiento nacional que contenga todas las voces, que piense menos como el blanco invasor (y no me vengan con que yo también soy blanca, porque esa es solo media carga de sangre, a la que amo y respeto, pero es la mitad), el pensamiento nacional debería ser una expresión compuesta de todo lo que existe desde tiempo inmemorial más todo lo que se ha sumado, entonces si podremos mirarnos al espejo y vernos a cara lavada y en el fondo de los ojos ver la luz de los ancestros iluminando cada acto de nuestras vidas y entonces la revolución total habrá comenzado.

sábado, 24 de mayo de 2014

A veces los 25…

Por Guadalupe Podestá Cordero

Mañana serán 204 años. 204 con sangre, revoluciones y contrarevoluciones, 204 queriendo dejar de ser colonia y semicolonia.
En esos 204 años la historia argentina se ha reescrito muchas veces, pero siempre se ha enseñado la que Mitre nos legó, una historia llena de faltantes, de mentiras, de invenciones que existían para facilitar a las oligarquías el dominio del pueblo, porque un pueblo con una historia falsa es un alguien con una identidad mentida.
Hace alrededor de cuarenta años la corriente revisionista con sus diferencias internas, nos ha enfrentado a la idea de que nos contaron cualquier cuento y nos obliga a buscar en ese pasado para comprender las corrientes políticas con las que se tejió nuestra historia, muchas veces olvidando las pulsiones internas y hereditarias de esos hombres y mujeres que impulsaron la historia con sus vidas, para bien o para mal (digo bien o mal porque en ambos lados hay humanos con realidades personales que son las que los harán elegir entre la libertad o el vasallaje, entre el bando popular y el explotador).
Todos crecimos entrampados en la telaraña mitrista de la historia, salvo que en casa (en la mía sucedía) haya una buena biblioteca de historia y padres interesados
en investigar.
No me pongo hoy frente al teclado para contarles como fue la revolución de mayo, les propondría más bien que investiguen por cuenta propia, la idea es conversar sobre pensamientos que asaltan mi cabeza en estos días.
Por ejemplo, hace muy poco que los investigadores decidieron darle lugar a las mujeres en la historia al comprender que, digamos, nuestra tarea fue más que organizar tertulias, hacer bordados y juntar comida para las tropas, recién en la modernidad argentina se comenzaron a rescatar nombres de las generalas y capitanas de nuestro ejército libertador (porque antes de las dictaduras, antes de que la oligarquía decidiera abiertamente que sirviese solo para la represión interna, San Martín y Belgrano dirigían un ejército libertador de la Patria Grande) como María Remedios del Valle o Juana Azurduy y tantas de las que de apoco rescatamos nombres empolvados ocultos por la mentalidad patriarcal.
Pienso en lo caro que costó el proyecto de la revolución de mayo, caro en vidas, caro en tiempo y pienso en que aún seguimos la pelea y sigue siendo batalla sin cuartel en lo ideológico y en lo cultural.
¿Se han detenido a ver que la dominación monárquica sigue en las mentes cuando alguien se enloquece por una reina de Holanda que nació en Argentina, hija de un colaboracionista del genocidio? ¿O que el imperio sigue dominante cuando un mal profesor logra que un alumno deteste la historia?
Volvemos a ser victoriosos/as cuando Evo Morales da un discurso en la ONU y expulsa las agencias infiltradoras estadounidenses, volvemos a triunfar cuando renacionalizamos nuestros recursos, volvemos a triunfar cuando recuperamos la identidad y montones de jóvenes cantan y bailan nuestras danzas en una fiesta popular.
La revolución de mayo, hija del pensamiento alto peruano, de las luchas de nuestros originarios, con algo de condimento rousoniano, nunca estuvo completa, porque la voz de sus ideólogos fue silenciada y los silenciadores se ocuparon de transformarla en una cuadro de gente con paraguas y un cabildo para armar.
No está completa porque aún se sigue enseñando el castellano como “lengua materna” cuando no lo es (si se enseña ingles deberían enseñarse los idiomas que componen nuestra identidad originaria en todas las escuelas – mapudungun, quichua, guaraní, qom y demás) es decir seguimos hablando la lengua del invasor.
Nuestros códigos legales aun no son enteramente nuestros porque siguen siendo hijos del código de indias.
Completar la revolución de mayo es liberarnos de la dependencia económica y política de la mirada del imperio y les digo, compañeros/as nos está costando 204 años, vamos avanzando, pero ¡como cuesta!
Se preguntarán si tengo esperanza, sí, la tengo, pese a los denodados intentos de la oligarquía y sus esbirros, yo sigo creyendo que vale la pena buscar la revolución cultural, porque siempre el pueblo está dando pasos hacia la recuperación de su identidad, a veces más rápido, otras más lento, pero siempre se resurge.
Tengo esperanza cuando veo pilas de chicos y chicas colaborando en los barrios y planteándose el lugar de militante como manera de vivir y ver el mundo.
Si hay esperanza, pero esperanza activa, sentarse a esperar nunca sirvió, hay que hacer, cada uno desde lo que puede, pero hacer, las revoluciones no se esperan se hacen, se viven, se aman.
Hace mucho tiempo, me costaba conectar con el sentido de estas fechas, fui adolescente en los noventa, los oligarcas nos habían robado el concepto de patria, el himno y los símbolos. Empecé a sentir que el himno era un poquito mío el día que lo versionó Charly, empecé a conectar más con la patria cuando me metí de lleno en el revisionismo y cuando entendí que nuestros treinta mil habían luchado por ella, cuando mi madre me hablaba de la patria me costaba entenderla, o cuando me hablaba de la dominación cultural, pero si, un día conecté.
Empezar a luchar para que la patria sea nuestra, del pueblo, de todo el pueblo de la patria grande, mirar una bandera original (la de Belgrano), sentir el fuego de la pasión de nuestros revolucionarios en las venas, leer las Venas Abiertas y sentirlas así por la bronca de ir descubriendo como llegamos hasta aquí y por ver como las oligarquías siguen bombardeando, ya no desde los barcos o los aviones sino desde los medios.
Espero que algún día tengamos una o un presidente originario que se asuma como tal, que lo necesitamos para vernos en un espejo más real, que nuestros pueblos sean libres y felices, en resumidas cuentas, como la vieja copla española (que loca es la mente) espero que la tortilla se vuelva, porque la revolución es eso. Espero que en este Pachacuti de la luz (tenemos un buen trecho) cambiemos el orden establecido y el norte pierda su hegemonía.
Como dijo alguna vez el Subcomandante Marcos, Para todos la luz para todos todo.
Hasta la victoria siempre, porque seremos libres o muertos pero jamás esclavos.
Viva la Patria.  Venceremos!

miércoles, 14 de mayo de 2014

Llegó Teresa

Por Guadalupe Podestá Cordero
Durante años ha sido un deseo que cultura sea un ministerio por sí mismo, y que en su hacer rescate la riqueza pluricultural de la patria. Dejar detrás el eurocentrismo y el amor cosmopolitico de los rancios intelectuales para poder por fin hacer arte con el pueblo, desde el pueblo. Esto empezó a hacer el anterior secretario.
Jorge Coscia deja una secretaria, ahora ministerio, que realizó un muy interesante trabajo. Esta etapa es la de profundizar en lo popular, en la multiculturalidad. Esto lo expresó la actual ministra en su asunción y es remarcable.
Los grandes “Medios” se dedicaron a destilar cierto veneno por este hecho, dejando ver ese enrarecido paisaje que les gusta pintar.
De ella solo dicen, “cantante popular” “correntina” “chamamecera”. Un pseudoprograma se dedicó a hacer una imitación a todas luces negativa, para dejarla en la peor imagen. Si uno recorre las notas publicadas hace tres días atrás y se toma el trabajo de leer los comentarios, verá que ya, en pocas horas de estar desarrollando su trabajo, es atacada con una ferocidad que es común en cada artista que se acerca al gobierno. Incluso un diario salteño tituló “Cantante, Militante y Ministra”
Siempre pasan estas cosas, cuando alguien del ambiente de la cultura, es confeso militante será atacado. Me pregunto si las artes seguirán en manos de musas y dioses, en un olimpo griego inalcanzable.  Toda cultura, toda expresión de las artes es inherente al humano, tanto como las ideas, las ideologías y las elecciones que se realizan en la vida, el arte es al humano tan familiar como la creencia, como la capacidad de respirar.
Coscia, traía el estigma de ser un cineasta peronista, con una mirada enfocada en lo nacional desde lo casi iconográfico, en su obra esto queda claro, más que claro.
En cambio la actual ministra, trae el estigma de cantar a ese país que no entra en las expectativas de la oligarquía, porque canta sobre trabajadores, hijos e hijas de las provincias que buscan armar sus vidas con el dolor del desarraigo, habla del amor simple y complejo a la vez, de los recuerdos de infancia, del patio de la abuela, de las caritas de los alumnos que tuvo como maestra rural. Viene marcada por cantarle a un país que no contaba para nada en los titulares de los terribles noventa. Viene marcada con el humo del piquete del hambre del 2000 y 2001.
Para la oligarquía es uh hecho maldito que los militantes populares estén al frente de la cultura, sobre todo si son de extracción peronista o de la izquierda enmarcada en el pensamiento nacional y popular, porque con ellos los “negros” vienen a ocupar el lugar que ellos les hubiesen regalado a sus escuálidos personeros.
No me interesa detenerme en los méritos, no es esto una oda ni un ensalzamiento de la figura de nadie, me interesa que analicemos la molestia que les causa que una cantautora popular ocupe este rol cuya importancia esencial es la de poner en relieve una cultura inmensamente rica, fundada en la purinacionalidad de nuestro pueblo, aunque la constitución aún no nos incluya a todos y todas.
Molesta la mirada popular, molesta esa música y esos versos que desgranan simples de un corazón que puebla el país, pero que no es considerado por las élites de la cultura.
Es hora de que ese otro país, que la cultura elitista se negó a ver, abra las puertas en guaraní, en quichua, en mapudungun, en qom y en todos los idiomas que pueblan nuestro suelo. Los ojos y las caras empiecen a poblar el imaginario cultural con sabidurías ancestrales.
Debemos recuperar el concepto de cultura popular, sin el eurocentrismo, entender que cultura es todo lo que un pueblo hace y piensa, que no hay cultos e incultos, sino seres aculturados por el interés de las oligarquías, pero que hay muchos que mantiene la cultura de la raíz en su hacer.
Darnos cuenta de la pluriculturalidad del pueblo es iniciar el camino hacia una conciencia nacional real, esa conciencia que hasta acá suele escapársele a nuestros estudiosos, porque el pensamiento nacional no lo será del todo mientras las culturas de las naciones preexistentes sigan quedando afuera, porque ese país que no se suele ver ni escuchar es el nido en el que duerme nuestra verdad más profunda.
Bienvenida Teresa, te recibo con la pesada carga de mis esperanzas de un ministerio en el que todas las formas de cultura tengan espacio para así tener un espejo donde ver nuestra cara más original.
Solo así dejaremos la colonia detrás, solo así las huellas de la verdad relucirán en la tierra.
Les dejo estas estrofitas para seguir pensando:

El Otro País – Teresa Parodi 1989


He visto el otro país
Descalzo en el arenal
Con ojos de cunumí
Preguntándonos por la dignidad
He visto el otro país
Vestido de soledad
Durmiéndose en el andén
Sin tener a qué puerta golpear
He visto el otro país
Pidiendo la libertad
De aquellos que encarceló
Sin explicación tanta impunidad
Lo he visto jugándose
Entero por los demás
De blancos pañuelos va
Déjenlo pasar, déjenlo pasar
He visto el otro país
En nuestros hijos mi amor
En la tremenda ilusión
De creérmelo, de creérmelo
Me duele debo decir
En la cantora que soy
En la maestra de ayer
Una y otra vez, una y otra vez
He visto el otro país
Buscándose el porvenir
De adolescente lo ví
Por la primavera queriéndose
En tantos vuelve a nacer
Me gusta sentirlo así
Que nadie pueda con él
Déjenlo vivir, déjenlo vivir

Lo miré soltar su esperanza al viento
Como una pandorga de sol en vuelo
Lo miré volver del trabajo incierto
Con el puño alzado lo sigo viendo

Lo miré pelear defendiendo un sueño
Lo miré en tus ojos, che compañero
Tan intensamente lo sigo viendo
Lo sigo viendo


He visto al otro país…